miércoles, 25 de febrero de 2009

Capitulo 10: Nuevos amigos

Me vesti y mientras me dirigia rapidamente hacia la puerta la Dama me llamo.

- Voy contigo.

- Tampoco es que pueda impedirtelo – Le dije mientras giraba el pomo – Ademas, asi puede que por fin me cuentes todo lo que te has estado callando desde que empezo esto.


Cogimos un taxi hasta el lugar donde habia aparcado mi moto y en ella fuimos hasta el club. Naranjito estaba esperando. Pedi tres bourbons y nos sentamos en un rincon apartado.

- Bien chiquitin – Le dije sacando el tabaco - ¿Que has averiguado?

- Se como entro el Buzon en la mansion Dickinson y como robo la llave.

- ¿Por la puerta? - Dama me miro con gesto de desaprobacion por mi actitud. Encogi los hombros y lo deje continuar.

- A pesar de que gracias a la basura Willian Dickinson se ha hecho multimillonario, su familia lleva generaciones siendo una de las mas ricas de la ciudad. Pues veras, la gente encargada del mantenimiento de la finca y la mansion eran los padres del Buzon, paso su infancia recorriendo los jardines y los pasillos de la casa.

- Sabia como entrar y coger la llave sin ser visto pero no mantener la boca cerrada.

- Asi es, se jacto por todos los bares de su hazaña y acabaron por darle billete. ¿Como sabias que lo mataron por bocazas?

- Le llamaban el Buzon...

- Tambien es verdad

- ¿Quien lo mato?

- Unos drogadictos de tercera que creian que podian hacer el negocio de su vida – Esa era la razon por la que no era capaz de descubrir quien tenia la llave, esos tipos no entraban en la ecuacion – Se han movido por ahi sin esconderse mucho esperando encontrar un comprador.

- ¿Lo han encontrado? - Pregunto la Dama con un tono nervioso - ¿Tienen al comprador?

- Si.

- Me apuesto mi vieja colección de vinilos a que el comprador es un viejecito italiano laringectomizado – Los dos me miraron sorprendidos – He leido muchas novelas de Conan Doyle.

- Vicenzo y los drogadictos se reuniran mañana a medianoche en el puerto para realizar el intercambio.

- ¿Que vamos a hacer, Jack? - Dijo la Dama con cierta tristeza – Si consigue la llave no habra manera de arrebatarsela.

- Tranquila – Le respondi mientras apuraba mi vaso – La transaccion sera un absoluto fracaso.

- ¿No estaras pensando en presentarte alli?

- Si.

- ¿Y robar la llave?

- Si.

- ¿Delante de las narices de los hombres de Vicenzo y de los otros?

- Si.

- Estas loco.

- Sera tan facil como quitarle un caramelo a un niño, de noventa años pero niño al fin y al cabo.

- Conseguiras que te maten – Suspiro Naranjito mientras pedia otra ronda – En cuanto asomes la cabeza te la volaran.

- Probablemente – Gire la cabeza y mire fijamente a la Dama – Pero antes de hacerlo necesito saber un pequeño detalle ¿Que abre esa llave?

- Esperaba que lo descubrieras por ti mismo – Vacilo por unos instantes – Abre una caja fuerte escondida en un antiguo castillo perteneciente a una milenaria y extinta logia masonica – El cigarrillo se me cayo de la boca – Se cuenta que dentro hay bonos del estado y lingotes de oro por valor de varios miles de millones, pero no se sabe a ciencia cierta cuanto de todo lo que te he contado es cierto y cuanto leyenda.

- Como siempre, al final todo se reduce al maldito dinero – Le recrimine mientras intentaba apagarme los pantalones – Sois todos unas sucias hienas sin sentimientos. Escuchame bien porque odio repetirme. Robare la llave, te la dare, tu te callaras esa boquita y te iras solita a buscar el dichoso castillo. Con un poco de suerte esa logia existira todavia, te torturaran de cientos de maneras a cada cual mas dolorosa y finalmente te mataran y no tendre que volver a saber de ti nunca mas.

- De acuerdo, señor Siete – Me respondio con los ojos vidriosos y los labios apretados – Estaremos en contacto.

Y se marcho. La verdad es que para ser una mujer a la que le gusta es sadomasoquismo era bastante sensible.

- ¿No has sido un poco duro con ella?

- Ya sabes que no aguanto a la gente capaz de matar por dinero.

- Le dijo la sarten al mango... - Lo mire y agacho cobardemente la cabeza – Lo siento.

- Tengo un monton de cosas que hacer antes de asistir a la reunion del puerto ¿Sabes el lugar exacto?

- La nave noventa y siete. ¿Quieres que te eche una mano?

- Hay algo que puedes hacer por mi. Busca a esos tipejos por los bares, sientate a su lado y cuenta alguna historia exagerada sobre mi.

- ¿Como de exagerada?

- Quiero que cuando me vean aparecer salgan huyendo con un peso extra en los pantalones.

- Entendido, cuidate.

- Seguro, adios.  


Tenia menos de veinticuatro horas para trazar un plan que no terminase con Iceman poniendo mis organos en una balanza. Poco tiempo, pero aun asi decidi pasarme por el hospital a ver como estaba Angel. Cuando llegue a su habitacion estaba vacia. El doctor me dijo que habia pedido el alta voluntaria y me dio una carta que dejo para mi.

“Queridisimo Jack, antes de nada quiero pedirte disculpas por lo de los encapuchados y por no despedirme de ti en persona, pero es que seria muy duro para mi ahora mismo mirarte a los ojos y decirte todo esto. Cuando leas esta carta ya habre acabado lo que vine a hacer a la ciudad y estare muy lejos de aquí. Supongo que seguiras con la tonta idea de retirarte al bar y a su comodo anonimato asi que seguramente no nos volveremos a ver jamas. Que no te remuerda la conciencia todo esto al fin y al cabo somos espiritus libres que no han hecho otra cosa que destrozarse el corazon durante años. Te debo cuatro besos, siete abrazos y una disparo.
Siempre tuya en la lejania: Angel”


Me guarde la carta en el bolsillo de la camisa y sali del edificio. Pensar que quiza no volveria a verla hacia que se me anudara el estomago, pero no tenia mas remedio que rehacerme y concentrame. Ya tendria tiempo de llorar, si sobrevivia.

Nota del Autor (1)

Hola querido lector, parafraseando a los Monthy Pyton soy esa vocecilla que escucha dentro de su cabeza, solo escribo estas lineas para pedir disculpas por la ausencia de publicaciones desde hace casi dos semanas y es que debido a problemas de salud me ha sido imposible proseguir con este proyecto. Sin mas dilacion proseguiremos ya con el ritmo normal de capitulos.

jueves, 12 de febrero de 2009

Capitulo 9: Viejos enemigos

Gire lentamente la cabeza y lo vi apuntandome al corazon desde la puerta. Era, sin duda, el “Basurero”. Ni en mis peores pesadillas habia imaginado que me veria cara a cara de nuevo con el.

- Tira tu preciada pistola, Jack – Me tenia donde queria pero aun asi me resisti a acatar su orden - ¡Vamos! No estoy para perder el tiempo.

Mientras estaba observando mi mano derecha soltar a Sargonnas le arroje un candelabro con la izquierda que golpeo en su brazo e hizo caer su pistola dandome el tiempo necesario para arrojarme sobre el – Ventajas de ser ambidiestro - Le afirme dandole un puñetazo en el estomago. Se escabullo de una patada y empezo a usarme de saco de arena humano. Parecia que el tiempo no habia pasado para el bastardo. Tenia una forma fisica envidiable y sus movimientos seguian siendo rapidos y elegantes, si huniera que definirle con una sola palabra esa seria letal. Por algo era el asesino a sueldo mejor pagado del gremio. Despues de hacerme pure el cerebro me apreso la cabeza con su antebrazo para asfixiarme. Yo no seria tan gracil y perfecto como el, pero si habia sobrevivido a nuestros anteriores encuentros no era precisamente por casualidad, sino por mi total ausencia de honradez en los combates, asi que mordi su pecho como si fuera un bistec recien hecho. El Basurero me daba codazos en los riñones mientras me apretaba el cuello y gritaba que le soltara. De un empujon me tiro encima del piano. Me levante y escupi el pedazo sanguinolento de mi enemigo.

- Es curioso – Le dije limpiandome la boca – Eres un cerdo pero sabes a pollo.

- Eres nuestra vergüenza, lo eras antes y lo sigues siendo ahora.

- Hay cosas que nunca cambian – Necesitaba que siguiera hablando mientras intentaba centrar la vista y colocarme los organos en su sitio despues de la paliza - ¿Que haces aquí?

- Es un trabajo indigno de mi categoria, pero cuando me entere que estabas implicado no lo dude un segundo. Nunca sere considerado el numero uno hasta que acabe definitivamente contigo.

- No deberias mezclar trabajo y asuntos personales.

- ¿Tu te atreves a darme consejos al respecto?¿El que solo aceptaba trabajos si el objetivo era un narcotraficante o algo parecido? Tu falsa etica solo servia para engañarte y poder dormir tranquilo, pero la realidad es que eras un asesino como todos nosotros.

- Me da igual lo que pienses. Hice bastante bien al mundo sacando de la circulacion a toda esa gente.

- ¿Como a aquella niñita francesa? - Sonrio picaramente sabiendo que estaba metiendo el dedo en la llaga -Sinceramente creo que aquel tipo no le hubiera disparado si no hubieras estado apuntandole. Por eso desapareciste, tiene que ser duro ver como todo tu mundo de ideales y buenas acciones se pierde en unos inocentes y vacios ojos verdes ¿Cuantos añitos tenis la zorrilla, diez?

No iba a caer en la provocacion aunque estuviera deseando cortarle el cuello. Habia conseguido el tiempo que precisaba. Salte hacia Sargonnas, la empuñe y dispàre a una lampara de araña que cayo estrepitosamente cerca del Basurero. Aprovechando la confusion cogi a la Dama, silla incluida, y nos lanzamos por la ventana para caer en el jardin de trasero de la casa. La desate y me la carge al hombro para huir a un lugar seguro fuera de alli. Desde la ventana el nos miraba con una media sonrisa, era un tipo profesional y en su estado iria a lamerse las heridas para estar en optimas condiciones para nuestro proximo encuentro. Cai exhausto una manzana despues, Dama se encendio un cigarrillo, se arreglo el pelo y levanto levemente la mano para detener un taxi al que subimos rapidamente. Dio la direccion de mi apartamento y empezo a silbar una cancioncilla mientras miraba por la ventana.

- De nada – Le recrimine jadeante con la cabeza hacia atrás y los dedos presionandome la nariz – Es mi trabajo.

- ¿Gracias por que? ¿Por caer en una trampa que se veia a kilometros? ¿Por tirarme por una ventana?

- ¿Por salvarle la vida? - Solto una leve carcajada y me miro por encima de las gafas de sol - ¿Que pasa?

- No iban a matarme. A mi maridito le gusta jugar a los hampones pero cuando las apuestas suben corre a esconderse en las faldas de su mama. Contrato a ese tipo solo porque sabia que intentaria matarle, le tiene mucho miedo, señor siete.

- Suelo suscitar ese sentimiento.

- Usted origina muchas emociones distintas en las personas. - El coche paro en mi portal – Vamos, le ayudare a subir – Me agarre a su cintura y subimos lentamente las escaleras, abri a duras penas la puerta y me tumbe agotado en el sofa – Su casa refleja perfectamente su espiritu.

- ¿Lo dice por el poster de Planeta Prohibido o por los trozos de pizza rancia en la mesa?

- Por ambas cosas. ¿Tiene alcohol y vendas?

- Las vendas estan en el cuarto de baño y el alcohol en el mini-bar – Me miro extrañada, sonrio y trajo el botiquin y una botella de bourbon. - ¿Es usted enfermera?

- Soy la mayor de cinco hermanos hiperactivos – Me quito la camisa y me paso la mano suavemente por la espalda – Tiene una colección increible de cicatrices.

- Yo tambien fui una persona nerviosa en mi juventud

- Entonces, ¿Todas las historias que se escuchan en los bares sobre usted son ciertas?

- La mayoria supongo que no.

- Le he estado observando todoe ste tiempo para intentar descubrir si era realmente el mitico Jack Setson, y no estaba segura al cien por cien hasta que le vi entrar en la sala de musica y pelear con ese asesino, verle escupir ese pedazo de carne humana y su cara ensangrentada fue tan primitivo, tan feroz.

- Lo que seguro que no fue es muy agradable.

- A mi me resulto impactante, muy sensual... - No se por que, desde que la vi supuse que era un poco rarita - ¡Hagamos el amor salvajemente! - Se subio encima mia y empezo a morderme el cuello, la verdad es que hubiera preferido dormir “salvajemente” un par de semanas, pero estaba tan cansado que no tenia fuerzas para resistirme. Afortunadamente, el movil sono evitandome la violacion y varias sesiones con mi psicoanalista. Descolge el telefono, era Naranjito.

- Hola siete ¿Estas ocupado?

- Tenia un par de asuntos entre manos, pero pueden esperar ¿Que quieres?

- Me sentia muy mal por haberte seguido asi que para resarcirme he estado preguntando por ahi y he conseguido averiguar un par de cosas que puede que te interesen.

- ¿Que cosas?

- Creo que se como consiguio el Buzon la llave y donde esta.

- Nos vemos en la “Blanca doble?

- ¿Cuando?

- Ya.

lunes, 9 de febrero de 2009

Capitulo 8: Perecer

Llegue a mi apartamento poco despues de hablar con el Porrete. Nada de lo que estaba pasando tenia sentido asi que habria que buscarselo. Esa maldita llave tenia muchos pretendientes y por ahora sabia que ni la Dama ni el italiano la tenian, lo que daba a entender que el señor Dickinson podia haberse llevado el gato al agua. Pero si ya la tenia ¿Por que intentar matar a Angel? ¿Y quien asesino al Buzon? Los sicarios de Vicenzo lo encontraron muerto y mi “amiguita” le metio la moneda en la boca para confundirme. Y lo mas inquietante ¿Que razon tuvo la Dama para contratar a un mediocre como ese y como se las ingenio para conseguir robar la llave siendo un borrachon que no sabia ni llegar a su casa?. Demasiadas preguntas sin respuesta. Porrete me la habia jugado en el pasado, pero no tenia mas remedio que fiarme esta vez de el.

Dormi un poco y cuando desperte me dispuse a informarme sobre el futuro alcalde. Mi aspecto ya no tenia mucho sentido asi que me afeite, me cepille el pelo y me lo recogi. Me puse la camisa que me regalo Angel en nuestro reencuentro por si en algun momento flaqueaba, recordara por que estaba haciendo esto y sali a la calle.

Estuve una semana siguiendo a Dickinson de acto en acto por toda la ciudad hasta que por fin vi una oportunidad. Se disponia a entrar solo en un edificio, tendria que colarme, hablar con el y salir en menos de tres minutos; No era imposible. Me prepare, el corazon bombeaba adrenalina por todo mi cuerpo, un fallo y los guardaespalda me harian picadillo – No te lo pienses mas – Me dije, era el momento, di un paso y alguien me cogio por el hombro. Gire rapidamente metiendo mi mano en la chaqueta.

- ¡Hola Siete! - Era el pianista, sople y disimule sacando el paquete de tabaco

- ¿Que haces por aquí?

- Dando una vuelta

- Eso esta muy bien – Saco varios vinilos de una bolsa – Yo he ido a comprar esto, son “Ella at Duke's Place” y “Newport Jazz Festival: Live at Carnegie Hall” de Ella Fitzgerald. Me estoy trabajando unas versiones bastante originales, si quieres nos tomamos unas cervezas y te lo explico.

- Lo siento, pero estoy esperando a una persona. Quiza otro dia.

- De acuerdo ¡Nos vemos!


Cuando volvi a mirar Dickinson se habia largado y yo habia tirado el trabajo de toda la semana. De pronto una limusina se detuvo a mi lado. La ventanilla se bajo y aparecio la cara de mi objetivo.

- Suba, señor Setson.

- Lo siento, Le respondi poniendome las gafas de sol – He dejado la moto mal aparcada.

- Creo que podre ocuparme de la multa, ademas no es una invitacion.

- Si me lo expone asi... - Entre en el coche – Bonita limusina ¿Estos tipos de negro venian de serie?

- Son mis hombres de confianza, no se preocupe por ellos.

- Parecen mas bien los chicos de los recados.

- Conozco sus metodos, no va a conseguir enervarme.

- ¿Entonces no le pregunto por su esposa?

Apreto el puño disimuladamente y una vena empezo a florecer en su despejada frente

- No tengo nada que decir de esa zorra adultera – Los insultos son siempre una buena fuente de informacion – Solo quiero que se olvide de todo este asunto.

- Eso va ha ser imposible, su mujer amenaza con descubrir mi identidad y creame, hay mucha gente que quiere tener mis pelotas colgadas encima de la chimenea – Mire afuera de reojo, nos estabamos alejando de la ciudad – De todas formas no se por que se preocupa, todo indica que la llave la tiene usted.

- Ojala fuera cierto, esa llave pertenece a mi familia desde hace generaciones. Su jefa se caso conmigo solo para conseguirla.

- Amor a primera vista... Dama es una mujer muy viva.

- Eso esta a punto de cambiar – Los dos tipos sacaron sus armas y la limusina paro en seco – Hasta aquí nuestro viaje, bajese por favor. - Sali del coche – Procure no molestar y no sera molestado, le puedo conseguir un billete lejos de aquí y una nueva identidad si se porta bien.

La ventanilla se cerro y se alejaron rapidamente.

La situacion era bastante peliaguda, estaba en medio de la nada y no parecia que por aquella carretera secundaria pasara mucha gente. Si no conseguia volver pronto la Dama se iba a convertir en la mas siliconada del cementerio y por mucho que eso acabara con mis problemas no podia dejar que ocurriese. Vi un destartalado camion acercarse en la lejania, me plante en medio de la calzada rezando para que el conductor me viera. Paro el vehiculo y rapidamente trepe hasta la puerta y sin mediar palabra lo saque de la cabina de un empujon. Pise a fondo el trasto mientras el tipo se acordaba de mi familia con adjetivos que harian sonrojar a un bucanero.

Ahora solo debia averiguar donde residia la señorita, cogi el movil y llame a su numero, pero estaba apagado, mi unca opcion era contactar con Naranjito. Marque el numero de informacion mientras derrapaba por el arcen del camino de cabras por el que estaba conduciendo.

- Bienvenido a informacion, en breves instantes atenderemos su llamada – Perfecto, pense. Tras un par de allegros de Vivaldi una voz acompañada por un mascar de chicle se oyo al otro lado. - Buenas tardes, me llamo Carla ¿en que puedo ayudarle?

- Necesito un numero de telefono
- Como todos ¿El nombre del titular?

Una ranchera venia de frente hacia mi, en el ultimo momento logre esquivarla para vermelas de bruces con un motorista despistado que tuvo que salirse por el campo – ¡Joder! - Exclame mientras intentaba no estamparme contra un arbol. Puede que la situacion fuera un poco tensa.

- Ese no es un nombre de titular valido...

- ¡No estoy para bromas! - Vi una entrada a la autovia que llevaba a la ciudad, gire violentamente el volante y entre... por el lado contrario. Lo coches me esquivaban como podian, si no me mataban ellos, Carla lo iba a conseguir con se condescendencia. - John Biscuit, Calle 45. Por favor dese prisa.

- Le noto un poco nervioso, ¿Quiere que le pase con mi supervisor?

- ¡Quiero el puñetero numero de telefono!

- Un momento.

- ¡No, espera! No me pongas en es... - Vivaldi volvio a sonar y tuve la tentacion de tirar el telefono por la ventana, ir al edificio de informacion y asfixiar a la chica con su propio chicle.

- Ya lo tengo, ¿Quiere que le pase la llamada directamente?

- Por favor.

- Muchas gracias por usar el servicio de informacion telefonica.

Despues de un par de tonos se oyo la voz ronca de Naranjito.

- ¿Diga?

- Soy Siete.

- Hola Siete, ¿Que es todo ese jaleo de sirenas y pitos?

- Mejor no te lo digo – Con un contravolante consegui no volcar encima de un autobus de escolares – Necesito la direccion de la Dama de Hierro.

- ¿Que te hace pensar que yo la se?

- ¡No me vengas ahora con esas! Llevas siguiendome e informandola de lo que hago desde que empezo esto.

- Vale, es verdad, pero si lo hice no fue para traicionarte, sino para ayudarte si te metias en lios, estas muy viejo y me preocupabas.

- Eso ahora da igual, o me dices donde vive o nos vamos a quedar sin jefa.

- Avenida de los Heroes 3, es una casa de dos plantas.

- Ok, ya hablaremos luego, angel de la guarda...

La direccion no me pillaba lejos A estas alturas tenia a medio departamento de policia tras de mi, a un par de calles de mi objetivo salte del camion y deje que se estrellase contra un edificio en ruinas, eso los mantendria ocupados mientras me escaqueaba por los callejones.

Cuando llegue a la casa la puerta estaba abierta, todo se hallaba en silencio. Saque a Sargonnas y subi lentamente al piso superior. Entre en una especie de sala de musica blanca con grandes ventanales y un piano de cola en medio. La Dama se encontraba amordazada y atada a una silla, sus ojos reflejaban un miedo atroz. En el momento que me dispuse a desartala oi el gatillo de un arma amartillarse detras mia.

- El bueno de Jack, … siempre tan predecible, ¿No podias dejar que la matase y olvidarte de todo? Como te dije hace mucho tiempo, tu etica acabara contigo.

Un sudor frio recorrio mi espalda, reconocia esa voz, pero no podia ser posible.

- No puedes ser tu, estas muerto, yo mismo te mate en Marsella.

- Bueno, no eres el unico que puede volver de la tumba, pero tranquilo, esta vez nuestros encuentros se acabaran de una vez por todas.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Capitulo 7: Renacer

Me dolia todo el cuerpo pero no iba a detenerme por nimiedades. Angel tenia razon, el caso se estaba poniendo serio mientras yo me resistia a volver a las andadas, estuvo a punto de palmarla y no iba a permitir que nadie mas muriera por mi culpa, tuviese o no relacion con la llave esos bastardos encapuchados se iban a arrepentir.

Mi primera parada fue en el extrarradio, incrustado entre unas naves industriales se hallaba “El furgon de Joe”, la tienda de un viejo compañero. Joe, apesar de su aspecto de motorista en busca de bronca y su falta de higiene era quiza la unica persona en el mundo en la que confiaba. Regentaba desde hacia años una armeria cuyo nombre homenajeaba sus inicios en el negocio. No me resultaba comodo recurrir a el, pero tenia algo de mi propiedad que la noche anterior habia echado en falta. Entre y cuando me miro empezo a sonreir y a negar con la cabeza.

- ¡Jota, viejo bastardo! Sabia que volverias tarde o temprano.

- Por lo menos ha sido mas bien tarde.

- Uno no puede negar lo que es, un lobo sera siempre un lobo – Aparte de su desmedida capacidad para la epica era aficionado a la filosofia “transcendental” de los libros baratos de autoayuda . - ¿Vienes a por tu niña? ¿La que juraste no volver a coger en el resto de tu vida?

- Si.

- Pasa a mi despacho – Entramos en la trastienda, se agacho y levanto una loseta del suelo – Si por mi fuera la hubiera colocado en un expositor pero en un par de horas hubiera acabado en la carcel o muerto, asi que decidi esconderla en un lugar seguro – Saco una caja metalica, le soplo el polvo y la abrio – aquí la tienes; Sargonnas, la mitica, la infalible.

- Es solo una pistola, no hay que ponerse con el rollo juglar.

- Es una Colt Python 357 calibre Magnum cromada con la empuñadura roja personalizada, es unica y lo mas importante, es tuya. - Sentia como me llamaba, como un canto de sirena, habiamos estado separados durante demasiado tiempo, durante un instante vacile en cogerla, este era el momento que habia temido desde que la Dama entro en mi bar, el punto de no retorno. Respire hondo y la saque de su merecido descanso – Que el mundo tiemble, Jack Setson ha vuelto,Abra el infierno sus puertas para acoger a los desdichados que se crucen en su camino. - La guarde y encendi un cigarrillo - ¿Necesitas algo mas?

- Algo que asuste.

- Tengo unas recortadas “excedentes” de la patrulla antidisturbios.

- Supongo que valdra.

- ¿Quieres un chaleco antibalas? Tengo unos muy baratos de segunda mano – Lo mire extrañado – Estan casi nuevos...

- Creo que paso, ya nos veremos.

- Jack – me dijo mientras me marchaba – Si necesitas ayuda solo tienes que llamarme.

- ¿Como en los viejos tiempos?

- Como en los viejos tiempos. Ten cuidado.

- Ya me conoces, adios.

Sali del extrarradio y me dirigi al “Chocolate verde”, nido de sucias ratas alcoholicas y del “Porrete”, la mas grande y mejor informada de la zona. Nada mas entrar vi su famelico cuerpo al lado de la mesa de billar. Le golpee los riñones con un taco y lo hice inaugurar una nueva salida de emergencia donde antes habia una ventana. Toda la escoria que se encontraba en el local se encaminaron hacia mi con no muy buenas intenciones, pero una de las mejores cualidades de Sargonnas era paralizar a la gente a mi alrededor, aunque tambien existia un problema, tras exibirla mi anonimato que tanto habia cuidado los ultimos ocho años se habia evaporado. En menos de una hora toda la ciudad sabria que habia vuelto de la tumba.

Agarre a “porrete” y lo arrastre hasta el callejon mas proximo.

- ¡Jack, estas vivo! ¡Que alegria!

- Deja el peloteo para quien lo necesite – Aferre mi mano a su cuello y lo aprete contra la pared - ¿Recuerdas a Angel?

- ¿La morena con buen culo? - Aprete un poco mas - ¡Si, si, me acuerdo de ella!

- Alguien ha intentado matarla ¿Sabes algo?

- No – Pense que un rodillazo en el estomago le refrescaria la memoria. No me equivoque. - Espera, se me ocurren un par de nombres, no es muy querida por aquí precisamente.

- Si quieres conservar los pocos dientes que te quedan te sugiero que seas mas respetuoso con la señorita y que esos nombres sean buenos.

El sudor le caia a borbotones por la frente, la verdad es que no creo que el pobre diablo se atreviera ni siquiera a plantearse la posibilidad de mentirme.

- Uno es un italiano viejo metido en muchos asuntos feos, Vicenzo se llama.

- Estas muy desactualizado.- Movi la cabeza con gesto de desaprobacion - No te lo estas currando nada. ¿Recuerdas tu infancia?

- ¿Que?

- Dicen que toda tu vida pasa por delante de tus ojos cuando vas a morir – Saque la recortada y le encañone el cuello, a estas alturas ya estaba llorando como el cobarde que era – Ultima oportunidad.

- ¡El señor Dickinson!

- ¿El candidato a alcalde? No me lo trago, según he oido, es el tipo mas recto y honorable de todo este lugar. Mala suerte, acabas de respirar por ultima vez, di adios.

- ¡Es verdad! ¿Como crees que se paga la campaña? ¿Con la basura?

- ¿Basura? - Le respondi sorprendido mientras lo soltaba, (Maldita seas Angel, tu y tu propension a los acertijos)

- Dickinson dirige la primera empresa a nivel nacional de reciclaje de residuos. Espera un momento – Se puso a rebuscar entre un monton de periodicos viejos que habia en un contenedor – Ves, en este diario viene si biografia.

Lo pille con cierto asco por una esquina con la punta de los dedos y lo ojee. No acababa de creermelo del todo aunque la historia coincidia, no hasta que vi en una foto de un acto de campaña a su esposa, una pelirroja muy familiar.