martes, 17 de marzo de 2009

Capitulo 13: Un ultimo adios

Llegamos a la mansion pasado el mediodia y nos llevaron escoltados por un largo pasillo hasta una habitacion completamente vacia, el basurero se habia tomado muchas molestias para evitar que mi inventiva le jugara una mala pasada.

- ¿Que vamos a hacer? - Me pregunto la Dama – Seguro que ya has pensado algun plan.

- No – Me sente en el suelo y saque el paquete de tabaco que habian tenido la decencia de no confiscarme – La mejor opcion es esperar tranquilamente y ver como se desarrollan los acontecimientos. ¿Quieres un pitillo?

- No puedo creer que te vayas a quedar ahi sentado a esperar que vengan a matarnos. Por que si no te has dado cuenta eso es lo que van a hacernos.

- Es lo que yo haria...

- Ademas tienen el maletin.

- Ahora mismo eso no me preocupa.

- Pues a mi si. Me preocupa mucho que tengan la llave y que vayan a matarnos. Llamame paranoica si quieres pero no merezco ser asesinada.

- Eres una mujer fria y calculadora que se caso con un tipo que no era trigo limpio para robarle y yo un asesino a sueldo con suficiente sangre en las manos como para pintar de rojo un bloque de pisos. Quiza es lo que nos merecemos. - La puerta se abrio y dos hombres cogieron a una asustada Dama para llevarsela, cuando paso a mi lado le guiñe un ojo. – Pero no hoy.

Habia estado en suficientes situaciones parecidas como para saber lo que me esperaba. A los pocos minutos entro el Basurero, llevaba a Sargonnas en el cinturon. Estire los brazos, me desperece y segui sentado. Se froto las manos y sonrio.

- Jack, querido amigo, no sabes el tiempo que llevo esperando este momento.

- ¿La hora del te?

- Elocuente hasta el final, ¿Eh, Jack? Porque sabes que esto acaba aquí.

- Siempre pense que acabariamos matandonos en una cascada en Reichenbach, aunque la verdad es que nunca hemos coincidido en Suiza.

- Nunca dejaras de ver la vida con ese halo de romanticismo, es una lastima que tenga que ser yo quien te abra los ojos y te enseñe que los buenos tiempos son cosa del pasado. Ya no tenemos veintipocos años ni nos perseguimos por medio mundo en busca de nadie, somos demasiado viejos. Acabare contigo y podre por fin descansar en paz. Termina el cigarrillo y levantate.


Le di una larga e intensa calada y tire la colilla, me levante y el Basurero me golpeo el estomago una y otra vez hasta que cai al suelo.

- ¿No vas a decir nada? - Estaba fuera de si, me pateo la cabeza y la espalda reiteradamente, cuando apenas podia moverme, me levanto por el cuello de la camisa y me encaro con el, su saliva se estrellaba en mi cara mientras me gritaba lleno de ira - ¡Di algo!¡Quiero oirte gritar de dolor!

Exhale el humo del cigarrillo en sus ojos y me solto. Se echo las manos a la cara durante un segundo que aproveche para darle varios puñetazos. Aparte del esfuerzo de aguantar la paliza sin abrir la boca casi me asfixio antes de que me acercara lo suficiente.

- Trucos del oficio, basurilla – Le agarre la cabeza y empece a golpearla violentamente contra el suelo hasta que sus facciones quedaron irreconocibles. Cuando estaba semiinconsciente le quite mi pistola y le apunte mientras le pisaba el cuello para evitar que se moviera. - Jacqueline – Le dije mientras cargaba a Sargonnas – Se llamaba Jacqueline.

- ¿Que? - Me respondio entre gorgoteos - ¿Jacqueline?

- Asi se llamaba y tenia siete años, le encantaba dibujar, ir con sus padres a pasear por la playa y cogerse los talones. Si no nos hubieramos cruzado en su vida aun estaria viva.

- La vida es dura...

- Adios, Henry Jones. - El frio disparo de mi Magnum acabo con nuestra rivalidad de una vez por todas – Nos veremos alli abajo.

Guarde a Sargonnas en la pistolera que llevaba en el hombro y sali de la habitacion en busca de la Dama. Todo estaba muy tranquilo, no habia matones por ningun lado ni nada que rompiera el inquietante silencio que se habia apoderado de la mansion. Un tiro me sobresalto, venia de la segunda planta. Corri como pude hacia alli temiendome lo peor. Cuando entre vi a la Dama moribunda en un charco de sangre. Me acerque y la mire, no podia decir nada pero su mirada hablaba por ella, le acaricie su melena apelmazada y cerro los ojos, habia muerto. El ruido de una escopeta amartillandose tras de mi me hizo darme cuenta de que no estaba solo.

- A pesar de su mas que comprobada profesionalidad me ha sido muy facil pillarle por la espalda.

- Dickinson, sucio bastardo...

- No se lamente, - Senti como me apuntaba, pero no podia hacer nada, antes de que me diera la vuelta estaria en el infierno.- Tenia muy buen cuerpo pero era demasiado ambiciosa, si no hubiera sido yo habria sido su siguiente marido. ¿Algo que decir antes de reunirse con sus antepasados?

- La venganza hace que merezca la pena el dolor.

- Muy profundo, pedire que lo usen para su epitafio.

El ruido del arma disparandose retumbo en mis oidos mientras el tiempo parecia detenerse, mi vista se nublo mientras la sangre se deslizaba por mi pecho y brazo hasta la moqueta. Entretanto Dickinson cayo al suelo fiambre. Usar a Sargonnas a traves de mi hombro seguramente me habria dejado la extremidad inservible para el resto de mi vida, pero era un pequeño sacrificio en por de un bien mayor, ademas era ambidiestro. Cai de rodillas debilitado por la paliza del Basurero y la perdida de sangre. Deberia haber estado contento, todo habia acabado y todavia respiraba.

- Eso mañana te va a doler – La voz era inconfundible, y no pude hacer otra cosa que sonreir. – Deberias ir al hospital.

- Pense que ya te habias largado de la ciudad.

- Todavia tenia que recoger cierto maletin con una llave.

- Muy astuta – Me encendio un cigarrillo y me lo puso en la boca - ¿Como sabias que estaba aquí?

- Un localizador en la camisa que te regale.

- Eso explica las interferencias que decia Joe. ¿Me vas a decir para quien trabajas?

- Para gente que prefiere estar en el anonimato.

- ¿Su nombre rima con cabrones?

- Puede – Rio, recogio el maletin y dejo de apuntarme para darme un beso – Te escribi la combinacion en mi carta por si acaso, pero se ve que toda la perspicacia que tienes con el resto de los mortales no la tienes conmigo.

- ¿No dicen que el amor te ciega?

- Pues tu deberias de empezar a abrir los ojos si no quieres acabar mal. - Se encamino hacia la puerta – Por lo que a mi respecta todo ha terminado. ¿Sin rencores?

- Vale, al fin y al cabo podre seguir con mi anonimato y mi triste vida de camarero.

- Entonces esto es un adios. Cuidate.

Y se fue. Me arrastre escaleras abajo y como pude me incorpore para pedir un taxi que me llevara al hospital. Por mucho que me cueste adimitirlo no le guardaba nada de rencor a Angel. A fin de cuentas era su trabajo.


Epilogo.

Tras varios mese de dolorosa rehabilitacion mi brazo no habia quedado tan mal, o por lo menos no tanto como mi corazon. El bar estaba de nuevo en funcionamiento y yo seguia poniendo copas a borrachos que no podian ponerse en pie.

Me mese la barba y empece a limpiar la barra, que estaba fria como una lapida, era una tarde tranquila hasta que mi compañero el pianista entro en escena.

- ¡Siete! Dejame las llaves de tu moto que la voy a mover un poco para poder aparcar el coche – Se las tire no muy fuerte, le golpearon en la mano y cayeron estridentemente al suelo. Las recogio y empezo a mirarlas extrañado. - ¿Y esta llave tan rara que llevas aquí?

- Se la quite a alguien que pensaba que yo no era una persona perspicaz a cambio de cuatro besos, siete abrazos y un disparo...  

domingo, 15 de marzo de 2009

Capitulo 12: Encontrando fatalidad

Al amanecer los Deep Purple y su Highway star iluminaban cada rincon de mi apartamento. Joe y tres amigas suyas de dudosa procedencia bailaban agarrados a sus copas mientras reian. Yo seguia sentado en el sofa observando el maletin, obvia decir que era blindado y la unica manera de abrirlo era con la dichosa combinacion que el Buzon y despues los drogadictos se habian llevado a la tumba. Todo este asunto se estaba alargando demasiado y la solucion a todo estaba a apenas diez centimetros de acero de mi. Tenia que encontrar esa combinacion lo antes posible.

Joe se acerco tambaleandose hasta mi lado y se sento torpemente en el brazo del sofa.

- ¿Que te pasa tio? - Quito la botella de bourbon que tenia encima del maletin y lo cogio - ¡Ya lo tienes! ¿No puedes alegrar esa vieja cara nunca?

- Cuando lo haya entregado.

- Ya has conseguido lo mas dificil y encima has salido ileso.

- No del todo, casi me dejas sordo con el aparatejo ese.

- No te quejes, eran transmisores ergonomicos de ultima generacion. Lo que todavia no comprendo era esa interferencia que se oia en el tuyo.

- Sabes que soy un negado de las nuevas tecnologias.

- Aun asi deberia haber recibido una señal nitida.

- Seguro que al final consigues arreglarlo, por ahora diviertete con tus amigas.


Encogio los hombros y se reunio con las chicas, al poco tiempo sono el movil, era la Dama.

- Buenos dias, Dama ¿Como estas?

- No esta muy bien – La voz ronca e inconfundible de Vicenzo hizo que me desapareciera la borrachera instantaneamente – Si no quiere que este peor aun deberiamos negociar un trato.

- ¿La chica por el maletin?

- Exacto. Venga a mi casa solo, dentro de una hora. Si colabora no nadie saldra herido.

- De acuerdo viejo. Por su bien espero que no le haya tocado ni un pelo a la Dama.

- Esta hablando con un caballero.

- No, usted no es un caballero, es un sucio viejo cuya esperanza de vida acaba de caer en picado.

- No esta en posicion de amenazarme, le espero dentro de una hora.

- ¡Hijo de..! - Y colgo, grite y estrelle el telefono contra la pared. Joe apago la musica y les dijo a las chicas que la fiesta habia terminado. Las llevo hasta la salida y cerro la puerta.

- ¿Que coño pasa?

- Tienen a la Dama.

- Joder, ¿Que vamos a hacer?

- Tu nada, ya me has ayudado bastante.

- ¿Vas a ir tu solo? Si no quieres que vaya yo llama a Angel, he oido que esta en la ciudad.

- Ya se ha largado, de todas formas no la meteria en algo como esto adrede. Sera mejor que me dejes prepararme, hay un juego de llaves en la entrada, cogelo por si acaso. Seria una pena que me pasara algo y se desaprovechara este piso.

- No digas eso ni en broma. Nos veremos cuando hayas resuelto este lio en mi tienda y nos emborracharemos – Me cogio la cabeza con sus grandes manos – No vas a intentar nada suicida - ¿Ok?

- Ok. 

Se marcho y me quede de nuevo sentado en el sofa. Tendria que haberme planteado un plan para salir de esta peroe staba demasiado cansado. Saque la carta de Angel del bolsillo de la camisa que me habia regalado y que prometi no quitarme hasta que resolviera el caso. Termine de leerla, me levante y sonrei.

Llegue a casa de Vicenzo a la hora prevista. Dos hombres me cachearon y me llevaron hasta el. Me estaba esperando en una gran sala de juegos con un billar en medio. Varias esculturas de marmol se apoyaban en las paredes, la decoracion dejaba mucho que desear pero cualquiera que me viera me diria que no era el mas indicado para hablar de buen gusto.

- Buenas noches – Me dijo con una media sonrisa de satisfaccion – Deme el maletin.

- Antes quisiera ver a la Dama.

- Bien – Saco un pequeño monitor y me lo lanzo. Vi a la Dama, amordazada y atada en otra habitacion. Parecia estar bien dentro de las circustancias. - Esta en una habitacion contigua, sera liberada una vez suelte el maletin.

- ¿Y que pasara conmigo?

- Muy astuto, señor siete – Rio y se echo una copa – Pensaba cortarle las manos y dejarle marchar, pero estoy harto de sus elocuentes comentarios, asi que tambien le cortare la lengua.

- Que alivio...

- ¿Quiere una ultima copa?

- No, gracias, vengo servido de casa. Bonito billar – Me acerque y acaricie una tronera - ¿De terciopelo?

- Siempre quiero lo mejor, tiene casi cien años y los tacos son de auntentico marfil 

- Que pena.


Le tire el maletin blindado con tal fuerza que su fragil cuerpo salio despedido hacia atrás, cogi un taco y lo parti en la cabeza de uno de los sicarios, le quite el arma y le dispare al otro mientras corria a cubrirme. Un sonido gutural me hizo girarme, Vicenzo venia histerico hacia mi, recogi una parte del taco roto y lo dirigi contra el, se lo clave en el pecho y lo lance encima de la mesa de billar. Me levante y me acerque a observarle. Estaba tosiendo mientras echaba esputos de sangre por la boca. Sus ojos reflejaban un miedo profundo a morir.

- Ayuda – Me dijo con su ultimo aliento – Llama a una ambulancia y te dare todo lo que quieras.

Lo mire inmovil durante un momento y luego puse mi mano en su herida. Sonrio y le acerque el dedo indice a la boca.

- No te ilusiones, solo estaba examinando si la herida era mortal – Su mirada se lleno de ira – Perfecto, de esta no sales andando. Hasta siempre viejo bastardo.

Cogi las armas de los guardaespaldas y mire de nuevo el monitor, los esbirros que tenian cautiva a la Dama no se habian enterardo de nada. En el fondo de la imagen se veia a traves de una ventana la copa de un arbol asi que me dirigi a la segunda planta con el maletin a cuestas. En la tercera puerta que abri los encontre, los pobres no tuvieron tiempo ni de averiguar que estaba pasando. Desate a la Dama, que no hacia otra cosa que observar el maletin.

- ¿Conseguiste la llave?

- Si hubiera palmado no te habrian secuestrado – Acerco su mano al asa y le di un cachete en en ella - No hasta que salgamos de aquí.

Bajamos rapidamente hacia la entrada. Un disparo hizo que frenaramos en seco nuestra huida.

- ¿Donde vais tan rapido? Nos recrimino el Basurero, que nos esperaba en la puerta junto a varios hombres mas. - ¿Llegais tarde a algun sitio?

- Creo que aquí hay alguien que quiere que le extirpe otro pezon – Le dije a la Dama – Observalo bien para que lo recuerdes cuando estemos a solas.

- Eso tendra que ser en otra ocasión, la Dama y tu os venis conmigo de excursion.

- ¿A la mansion Dickinson? - El Basurero asintio con la cabeza - ¿El zoo esta cerrado?

- Quiza tu humor cambie cuando sepas que he destrozado tu moto y me he llevado esto – Me enseño a Sargonnas - ¿No tienes nada que decirme?

- Solo que me la cuides bien hasta que me la devuelvas y pueda reventarte la cabeza con ella.

- ¿Y cuando piensas hacerlo?

- Pronto, muy pronto... 

jueves, 5 de marzo de 2009

Capitulo 11: Buscando Fortuna

Aunque la reunion iba a realizarse a medianoche y eran casi las diez, me acerque a “La Corchea naranja”, un club de jazz del centro cuyo musico residente era el portentoso “Le Chic”, un cantante frances ciego y voluminoso considerado el padre del sonido soul mas sucio y desgarrador que se podia escuchar en toda la ciudad. Lo conoci muchos años atrás con vision y cien kilos menos en Nueva Orleans y desde entonces se convirtio en una especie de consejero espiritual para mi. Entre a los camerinos y lo salude efusivamente antes de sentarme a su lado.

- Buenas noches, jack. Hacia años que no sabia nada de ti, desde lo de aquella niña francesa si no recuerdo mal. ¿Te has estado portando bien?

- Todo lo bien que me han permitido las circunstancias.

- Supongo que eso es un no disfrazado.

- Ciertamente.

- ¿Que te trae a este humilde club?

- Las dudas

- Todos dudamos alguna vez, y eso no tiene que significar que seas debil.

- No me considero una persona debil precisamente.

- Y aun asi vienes a mi en busca de fortaleza.

- Solo es que me pregunto si todo lo que he hecho a lo largo de los ultimos veinte años ha estado bien o solo me he engañado a mi mismo. Nadie cree que haya asesinado a esa gente por una buena causa. Todo el mundo me considera un simple asesino a sueldo, incluso las pocas personas que puedo considerar amigos.

- No es la primera vez que mantenemos esta conversacion. Las personas que mataste vivian como dioses tenian tanto poder que la justicia no podia tocarla o bien habian hecho daño a gente o ambas cosas. Te toco ser un alma vengadora lo que no significa que estes por encima del bien o del mal o que no tengas conciencia, elegiste una vida dura y tienes que pagar por ello. ¿Has vuelto al trabajo?

- Muy a mi pesar. Cuando parecia que por fin habia conseguido pasar pagina el destino me ha jugado una mala pasada.

- ¿Como te sientes?

- Fatal por un lado y como si hubiera vuelto a casa tras un largo viaje por otro.

- Que eso no te averguence. Si crees estar haciendo lo correcto no debes temer por nada.¿Estas ayudando a alguien necesitado o quitando de en medio a alguien peligroso?

- Algo parecido.

- Entonces hazlo. Cambiando de tema, ¿Te vas a quedar al concierto?

- No puedo, debo estar en otro lugar en media hora.

- Entiendo.

- Muchas gracias por todo.

- De nada, procura estar vivo para mi proximo disco, va ha ser expectacular.

- Dalo por hecho, No me lo perderia por nada del mundo.


Sali del local y conduci rapidamente hacia el puerto, Le chic era una persona muy cripticapero nuestra conversacion habia conseguido darme fuerzas y determinacion para acabar con todo este asunto.

Me escondi entre unas cajas y espere a que llegaran los invitados. Los primeros en aparecer fueron el trio de drogadictos. Eran unos tipos esqueleticos con pinta de vagabundos que no hacian nada mas que mirar a todos lados, parecia que les fuera adar un ataque al corazon en cualquier momento. Uno de ellos agarraba fuertemente un maletin de piel negro donde supuse que estaba la llave. A las doce en punto se oyo acercarse un coche, era Vicenzo. Aparco al lado de los otros y cinco hombres armados con metralletas, entre ellos mis viejos amigos del callejon, y el propio Vicenzo bajaron de el. Se saludaron cortesmente y empezaron a hablar. Uno de los guardaespaldas saco otro maletin y se lo acerco a los drogadictos que le pidieron que lo abriera. Dentro habia pasta como para comprarse una pequeña isla en el caribe. 

Era el momento de actuar. Trague saliva y sali de entre las sombras.

- Buenas noches caballeros – Les dije mientras me acercaba, los yonquis abrieron los ojos como si estuvieran viendo al mismisimo diablo, Naranjito habia hecho un buen trabajo – Hace una temperatura estupenda para el arte del trapicheo.

- Señor Siete – Me respondio Vicenzo frunciendo el ceño – Que desagradable sorpresa. ¿Que esta haciendo aquí?

- Vengo a llevarme la llave – Descubri la mano donde llevaba a Sargonnas y las dos partes se pusieron de acuerdo para apuntarme – No to el ambiente un poco tenso...

- ¡Esta loco si cree que puede robarme! No saldra de aquí con vida.

- No es la primera persona que me lo dice y sabe una cosa, todavia estoy esperando al primero que cumpla esa promesa.

- Su labia no le servira de mucho en estas circustancias.

- Mi labia no, pero quiza esto si.  

De repente un barril lleno de gasolina exploto cerca del coche. Todo el mundo echo a correr hacia lugares seguros mientras disparaban a cualquier cosa que se moviera. Me escondi detras de un enorme cajon y me encendi un cigarro mientras oia volar mas barriles. La situacion era caotica, justo como habia planeado.

- ¡Que ilusos! - Le dije riendome a Joe, que estaba haciendome las veces de francotirador, por el intercomunicador – Se han creido que venia solo.

- ¡Peor para ellos!

- Lo de los barriles ha sido muy buena idea, un momentito... - Uno de los drogadictos se me acerco por la derecha para sorprenderme, pero la sorpresa se la llevo el en forma de plomo – Ya esta ¿Ves el maletin?

- Acabo de cargarme al que lo llevaba, lo tienes a veinte metros a tu izquierda, ve a por el.

- No creo que sea el mejor momento.

- ¡No me seas cobarde! - El sonido ambiente era parecido al de una batalla de la guerra mundial - Yo te cubro.

- Vale, voy a por ella.

Sali corriendo lo mas rapido que pude entre los disparos hacia el maletin, las balas silbaban cada vez mas cerca de mi y juraria que una de ellas me rozo el pelo, agarre el maletin y salte detras de unos contenedores. Estaba exhausto, lo que aprovecho uno de los guardaespaldas para golpearme por la espalda. Me di agilmente la vuelta y pinte un cuadro abstracto en la pared con sus sesos.

- ¿No me estabas cubriendo? - Le grite casi sin aliento a Joe – ¡Un poco mas y me matan!

- Ese se me habia escapado, de todas formas era el ultimo, solo queda el viejo como querias.


En eso tenia razon, ya no se oia nada. Sali y me encontre a Vicenzo de pie cerca de su coche.

- ¡Estupido! - Me intento gritar – Esos inutiles eran los unicos que conocian la combinacion del maletin.

- Ya lo sabia – La verdad es que no habia caido en ese detalle – Lo tengo todo atado – Las sirenas de la policia empezaron a sonar en la lejania – Creo que va siendo hora de irse.

- Esto no quedara asi.

- Esto no quedara asi, no saldras vivo de aquí... Cuando se enfada no hace otra cosa que tirar de topicos de malo de pelicula. Arrivederci signore Vicenzo.


Volvi a adentrame en las sombras mientras el anciano me seguia mirando con una mezcla de odio e incredulidad. Cuando estaba fuera de su vista corri un par de calles hasta mi moto.

- Joe, querido amigo ¿Nos vemos en una hora en mi casa en persona? Estoy harto del cacharro este.

- ¡Que corra el alcohol! Esto hay que celebrarlo, estaba casi seguro de que te iban a matar.

- Y que lo digas, ni en mis mejores sueños habia llegado a pensar que esto saldria bien.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Capitulo 10: Nuevos amigos

Me vesti y mientras me dirigia rapidamente hacia la puerta la Dama me llamo.

- Voy contigo.

- Tampoco es que pueda impedirtelo – Le dije mientras giraba el pomo – Ademas, asi puede que por fin me cuentes todo lo que te has estado callando desde que empezo esto.


Cogimos un taxi hasta el lugar donde habia aparcado mi moto y en ella fuimos hasta el club. Naranjito estaba esperando. Pedi tres bourbons y nos sentamos en un rincon apartado.

- Bien chiquitin – Le dije sacando el tabaco - ¿Que has averiguado?

- Se como entro el Buzon en la mansion Dickinson y como robo la llave.

- ¿Por la puerta? - Dama me miro con gesto de desaprobacion por mi actitud. Encogi los hombros y lo deje continuar.

- A pesar de que gracias a la basura Willian Dickinson se ha hecho multimillonario, su familia lleva generaciones siendo una de las mas ricas de la ciudad. Pues veras, la gente encargada del mantenimiento de la finca y la mansion eran los padres del Buzon, paso su infancia recorriendo los jardines y los pasillos de la casa.

- Sabia como entrar y coger la llave sin ser visto pero no mantener la boca cerrada.

- Asi es, se jacto por todos los bares de su hazaña y acabaron por darle billete. ¿Como sabias que lo mataron por bocazas?

- Le llamaban el Buzon...

- Tambien es verdad

- ¿Quien lo mato?

- Unos drogadictos de tercera que creian que podian hacer el negocio de su vida – Esa era la razon por la que no era capaz de descubrir quien tenia la llave, esos tipos no entraban en la ecuacion – Se han movido por ahi sin esconderse mucho esperando encontrar un comprador.

- ¿Lo han encontrado? - Pregunto la Dama con un tono nervioso - ¿Tienen al comprador?

- Si.

- Me apuesto mi vieja colección de vinilos a que el comprador es un viejecito italiano laringectomizado – Los dos me miraron sorprendidos – He leido muchas novelas de Conan Doyle.

- Vicenzo y los drogadictos se reuniran mañana a medianoche en el puerto para realizar el intercambio.

- ¿Que vamos a hacer, Jack? - Dijo la Dama con cierta tristeza – Si consigue la llave no habra manera de arrebatarsela.

- Tranquila – Le respondi mientras apuraba mi vaso – La transaccion sera un absoluto fracaso.

- ¿No estaras pensando en presentarte alli?

- Si.

- ¿Y robar la llave?

- Si.

- ¿Delante de las narices de los hombres de Vicenzo y de los otros?

- Si.

- Estas loco.

- Sera tan facil como quitarle un caramelo a un niño, de noventa años pero niño al fin y al cabo.

- Conseguiras que te maten – Suspiro Naranjito mientras pedia otra ronda – En cuanto asomes la cabeza te la volaran.

- Probablemente – Gire la cabeza y mire fijamente a la Dama – Pero antes de hacerlo necesito saber un pequeño detalle ¿Que abre esa llave?

- Esperaba que lo descubrieras por ti mismo – Vacilo por unos instantes – Abre una caja fuerte escondida en un antiguo castillo perteneciente a una milenaria y extinta logia masonica – El cigarrillo se me cayo de la boca – Se cuenta que dentro hay bonos del estado y lingotes de oro por valor de varios miles de millones, pero no se sabe a ciencia cierta cuanto de todo lo que te he contado es cierto y cuanto leyenda.

- Como siempre, al final todo se reduce al maldito dinero – Le recrimine mientras intentaba apagarme los pantalones – Sois todos unas sucias hienas sin sentimientos. Escuchame bien porque odio repetirme. Robare la llave, te la dare, tu te callaras esa boquita y te iras solita a buscar el dichoso castillo. Con un poco de suerte esa logia existira todavia, te torturaran de cientos de maneras a cada cual mas dolorosa y finalmente te mataran y no tendre que volver a saber de ti nunca mas.

- De acuerdo, señor Siete – Me respondio con los ojos vidriosos y los labios apretados – Estaremos en contacto.

Y se marcho. La verdad es que para ser una mujer a la que le gusta es sadomasoquismo era bastante sensible.

- ¿No has sido un poco duro con ella?

- Ya sabes que no aguanto a la gente capaz de matar por dinero.

- Le dijo la sarten al mango... - Lo mire y agacho cobardemente la cabeza – Lo siento.

- Tengo un monton de cosas que hacer antes de asistir a la reunion del puerto ¿Sabes el lugar exacto?

- La nave noventa y siete. ¿Quieres que te eche una mano?

- Hay algo que puedes hacer por mi. Busca a esos tipejos por los bares, sientate a su lado y cuenta alguna historia exagerada sobre mi.

- ¿Como de exagerada?

- Quiero que cuando me vean aparecer salgan huyendo con un peso extra en los pantalones.

- Entendido, cuidate.

- Seguro, adios.  


Tenia menos de veinticuatro horas para trazar un plan que no terminase con Iceman poniendo mis organos en una balanza. Poco tiempo, pero aun asi decidi pasarme por el hospital a ver como estaba Angel. Cuando llegue a su habitacion estaba vacia. El doctor me dijo que habia pedido el alta voluntaria y me dio una carta que dejo para mi.

“Queridisimo Jack, antes de nada quiero pedirte disculpas por lo de los encapuchados y por no despedirme de ti en persona, pero es que seria muy duro para mi ahora mismo mirarte a los ojos y decirte todo esto. Cuando leas esta carta ya habre acabado lo que vine a hacer a la ciudad y estare muy lejos de aquí. Supongo que seguiras con la tonta idea de retirarte al bar y a su comodo anonimato asi que seguramente no nos volveremos a ver jamas. Que no te remuerda la conciencia todo esto al fin y al cabo somos espiritus libres que no han hecho otra cosa que destrozarse el corazon durante años. Te debo cuatro besos, siete abrazos y una disparo.
Siempre tuya en la lejania: Angel”


Me guarde la carta en el bolsillo de la camisa y sali del edificio. Pensar que quiza no volveria a verla hacia que se me anudara el estomago, pero no tenia mas remedio que rehacerme y concentrame. Ya tendria tiempo de llorar, si sobrevivia.

Nota del Autor (1)

Hola querido lector, parafraseando a los Monthy Pyton soy esa vocecilla que escucha dentro de su cabeza, solo escribo estas lineas para pedir disculpas por la ausencia de publicaciones desde hace casi dos semanas y es que debido a problemas de salud me ha sido imposible proseguir con este proyecto. Sin mas dilacion proseguiremos ya con el ritmo normal de capitulos.

jueves, 12 de febrero de 2009

Capitulo 9: Viejos enemigos

Gire lentamente la cabeza y lo vi apuntandome al corazon desde la puerta. Era, sin duda, el “Basurero”. Ni en mis peores pesadillas habia imaginado que me veria cara a cara de nuevo con el.

- Tira tu preciada pistola, Jack – Me tenia donde queria pero aun asi me resisti a acatar su orden - ¡Vamos! No estoy para perder el tiempo.

Mientras estaba observando mi mano derecha soltar a Sargonnas le arroje un candelabro con la izquierda que golpeo en su brazo e hizo caer su pistola dandome el tiempo necesario para arrojarme sobre el – Ventajas de ser ambidiestro - Le afirme dandole un puñetazo en el estomago. Se escabullo de una patada y empezo a usarme de saco de arena humano. Parecia que el tiempo no habia pasado para el bastardo. Tenia una forma fisica envidiable y sus movimientos seguian siendo rapidos y elegantes, si huniera que definirle con una sola palabra esa seria letal. Por algo era el asesino a sueldo mejor pagado del gremio. Despues de hacerme pure el cerebro me apreso la cabeza con su antebrazo para asfixiarme. Yo no seria tan gracil y perfecto como el, pero si habia sobrevivido a nuestros anteriores encuentros no era precisamente por casualidad, sino por mi total ausencia de honradez en los combates, asi que mordi su pecho como si fuera un bistec recien hecho. El Basurero me daba codazos en los riñones mientras me apretaba el cuello y gritaba que le soltara. De un empujon me tiro encima del piano. Me levante y escupi el pedazo sanguinolento de mi enemigo.

- Es curioso – Le dije limpiandome la boca – Eres un cerdo pero sabes a pollo.

- Eres nuestra vergüenza, lo eras antes y lo sigues siendo ahora.

- Hay cosas que nunca cambian – Necesitaba que siguiera hablando mientras intentaba centrar la vista y colocarme los organos en su sitio despues de la paliza - ¿Que haces aquí?

- Es un trabajo indigno de mi categoria, pero cuando me entere que estabas implicado no lo dude un segundo. Nunca sere considerado el numero uno hasta que acabe definitivamente contigo.

- No deberias mezclar trabajo y asuntos personales.

- ¿Tu te atreves a darme consejos al respecto?¿El que solo aceptaba trabajos si el objetivo era un narcotraficante o algo parecido? Tu falsa etica solo servia para engañarte y poder dormir tranquilo, pero la realidad es que eras un asesino como todos nosotros.

- Me da igual lo que pienses. Hice bastante bien al mundo sacando de la circulacion a toda esa gente.

- ¿Como a aquella niñita francesa? - Sonrio picaramente sabiendo que estaba metiendo el dedo en la llaga -Sinceramente creo que aquel tipo no le hubiera disparado si no hubieras estado apuntandole. Por eso desapareciste, tiene que ser duro ver como todo tu mundo de ideales y buenas acciones se pierde en unos inocentes y vacios ojos verdes ¿Cuantos añitos tenis la zorrilla, diez?

No iba a caer en la provocacion aunque estuviera deseando cortarle el cuello. Habia conseguido el tiempo que precisaba. Salte hacia Sargonnas, la empuñe y dispàre a una lampara de araña que cayo estrepitosamente cerca del Basurero. Aprovechando la confusion cogi a la Dama, silla incluida, y nos lanzamos por la ventana para caer en el jardin de trasero de la casa. La desate y me la carge al hombro para huir a un lugar seguro fuera de alli. Desde la ventana el nos miraba con una media sonrisa, era un tipo profesional y en su estado iria a lamerse las heridas para estar en optimas condiciones para nuestro proximo encuentro. Cai exhausto una manzana despues, Dama se encendio un cigarrillo, se arreglo el pelo y levanto levemente la mano para detener un taxi al que subimos rapidamente. Dio la direccion de mi apartamento y empezo a silbar una cancioncilla mientras miraba por la ventana.

- De nada – Le recrimine jadeante con la cabeza hacia atrás y los dedos presionandome la nariz – Es mi trabajo.

- ¿Gracias por que? ¿Por caer en una trampa que se veia a kilometros? ¿Por tirarme por una ventana?

- ¿Por salvarle la vida? - Solto una leve carcajada y me miro por encima de las gafas de sol - ¿Que pasa?

- No iban a matarme. A mi maridito le gusta jugar a los hampones pero cuando las apuestas suben corre a esconderse en las faldas de su mama. Contrato a ese tipo solo porque sabia que intentaria matarle, le tiene mucho miedo, señor siete.

- Suelo suscitar ese sentimiento.

- Usted origina muchas emociones distintas en las personas. - El coche paro en mi portal – Vamos, le ayudare a subir – Me agarre a su cintura y subimos lentamente las escaleras, abri a duras penas la puerta y me tumbe agotado en el sofa – Su casa refleja perfectamente su espiritu.

- ¿Lo dice por el poster de Planeta Prohibido o por los trozos de pizza rancia en la mesa?

- Por ambas cosas. ¿Tiene alcohol y vendas?

- Las vendas estan en el cuarto de baño y el alcohol en el mini-bar – Me miro extrañada, sonrio y trajo el botiquin y una botella de bourbon. - ¿Es usted enfermera?

- Soy la mayor de cinco hermanos hiperactivos – Me quito la camisa y me paso la mano suavemente por la espalda – Tiene una colección increible de cicatrices.

- Yo tambien fui una persona nerviosa en mi juventud

- Entonces, ¿Todas las historias que se escuchan en los bares sobre usted son ciertas?

- La mayoria supongo que no.

- Le he estado observando todoe ste tiempo para intentar descubrir si era realmente el mitico Jack Setson, y no estaba segura al cien por cien hasta que le vi entrar en la sala de musica y pelear con ese asesino, verle escupir ese pedazo de carne humana y su cara ensangrentada fue tan primitivo, tan feroz.

- Lo que seguro que no fue es muy agradable.

- A mi me resulto impactante, muy sensual... - No se por que, desde que la vi supuse que era un poco rarita - ¡Hagamos el amor salvajemente! - Se subio encima mia y empezo a morderme el cuello, la verdad es que hubiera preferido dormir “salvajemente” un par de semanas, pero estaba tan cansado que no tenia fuerzas para resistirme. Afortunadamente, el movil sono evitandome la violacion y varias sesiones con mi psicoanalista. Descolge el telefono, era Naranjito.

- Hola siete ¿Estas ocupado?

- Tenia un par de asuntos entre manos, pero pueden esperar ¿Que quieres?

- Me sentia muy mal por haberte seguido asi que para resarcirme he estado preguntando por ahi y he conseguido averiguar un par de cosas que puede que te interesen.

- ¿Que cosas?

- Creo que se como consiguio el Buzon la llave y donde esta.

- Nos vemos en la “Blanca doble?

- ¿Cuando?

- Ya.

lunes, 9 de febrero de 2009

Capitulo 8: Perecer

Llegue a mi apartamento poco despues de hablar con el Porrete. Nada de lo que estaba pasando tenia sentido asi que habria que buscarselo. Esa maldita llave tenia muchos pretendientes y por ahora sabia que ni la Dama ni el italiano la tenian, lo que daba a entender que el señor Dickinson podia haberse llevado el gato al agua. Pero si ya la tenia ¿Por que intentar matar a Angel? ¿Y quien asesino al Buzon? Los sicarios de Vicenzo lo encontraron muerto y mi “amiguita” le metio la moneda en la boca para confundirme. Y lo mas inquietante ¿Que razon tuvo la Dama para contratar a un mediocre como ese y como se las ingenio para conseguir robar la llave siendo un borrachon que no sabia ni llegar a su casa?. Demasiadas preguntas sin respuesta. Porrete me la habia jugado en el pasado, pero no tenia mas remedio que fiarme esta vez de el.

Dormi un poco y cuando desperte me dispuse a informarme sobre el futuro alcalde. Mi aspecto ya no tenia mucho sentido asi que me afeite, me cepille el pelo y me lo recogi. Me puse la camisa que me regalo Angel en nuestro reencuentro por si en algun momento flaqueaba, recordara por que estaba haciendo esto y sali a la calle.

Estuve una semana siguiendo a Dickinson de acto en acto por toda la ciudad hasta que por fin vi una oportunidad. Se disponia a entrar solo en un edificio, tendria que colarme, hablar con el y salir en menos de tres minutos; No era imposible. Me prepare, el corazon bombeaba adrenalina por todo mi cuerpo, un fallo y los guardaespalda me harian picadillo – No te lo pienses mas – Me dije, era el momento, di un paso y alguien me cogio por el hombro. Gire rapidamente metiendo mi mano en la chaqueta.

- ¡Hola Siete! - Era el pianista, sople y disimule sacando el paquete de tabaco

- ¿Que haces por aquí?

- Dando una vuelta

- Eso esta muy bien – Saco varios vinilos de una bolsa – Yo he ido a comprar esto, son “Ella at Duke's Place” y “Newport Jazz Festival: Live at Carnegie Hall” de Ella Fitzgerald. Me estoy trabajando unas versiones bastante originales, si quieres nos tomamos unas cervezas y te lo explico.

- Lo siento, pero estoy esperando a una persona. Quiza otro dia.

- De acuerdo ¡Nos vemos!


Cuando volvi a mirar Dickinson se habia largado y yo habia tirado el trabajo de toda la semana. De pronto una limusina se detuvo a mi lado. La ventanilla se bajo y aparecio la cara de mi objetivo.

- Suba, señor Setson.

- Lo siento, Le respondi poniendome las gafas de sol – He dejado la moto mal aparcada.

- Creo que podre ocuparme de la multa, ademas no es una invitacion.

- Si me lo expone asi... - Entre en el coche – Bonita limusina ¿Estos tipos de negro venian de serie?

- Son mis hombres de confianza, no se preocupe por ellos.

- Parecen mas bien los chicos de los recados.

- Conozco sus metodos, no va a conseguir enervarme.

- ¿Entonces no le pregunto por su esposa?

Apreto el puño disimuladamente y una vena empezo a florecer en su despejada frente

- No tengo nada que decir de esa zorra adultera – Los insultos son siempre una buena fuente de informacion – Solo quiero que se olvide de todo este asunto.

- Eso va ha ser imposible, su mujer amenaza con descubrir mi identidad y creame, hay mucha gente que quiere tener mis pelotas colgadas encima de la chimenea – Mire afuera de reojo, nos estabamos alejando de la ciudad – De todas formas no se por que se preocupa, todo indica que la llave la tiene usted.

- Ojala fuera cierto, esa llave pertenece a mi familia desde hace generaciones. Su jefa se caso conmigo solo para conseguirla.

- Amor a primera vista... Dama es una mujer muy viva.

- Eso esta a punto de cambiar – Los dos tipos sacaron sus armas y la limusina paro en seco – Hasta aquí nuestro viaje, bajese por favor. - Sali del coche – Procure no molestar y no sera molestado, le puedo conseguir un billete lejos de aquí y una nueva identidad si se porta bien.

La ventanilla se cerro y se alejaron rapidamente.

La situacion era bastante peliaguda, estaba en medio de la nada y no parecia que por aquella carretera secundaria pasara mucha gente. Si no conseguia volver pronto la Dama se iba a convertir en la mas siliconada del cementerio y por mucho que eso acabara con mis problemas no podia dejar que ocurriese. Vi un destartalado camion acercarse en la lejania, me plante en medio de la calzada rezando para que el conductor me viera. Paro el vehiculo y rapidamente trepe hasta la puerta y sin mediar palabra lo saque de la cabina de un empujon. Pise a fondo el trasto mientras el tipo se acordaba de mi familia con adjetivos que harian sonrojar a un bucanero.

Ahora solo debia averiguar donde residia la señorita, cogi el movil y llame a su numero, pero estaba apagado, mi unca opcion era contactar con Naranjito. Marque el numero de informacion mientras derrapaba por el arcen del camino de cabras por el que estaba conduciendo.

- Bienvenido a informacion, en breves instantes atenderemos su llamada – Perfecto, pense. Tras un par de allegros de Vivaldi una voz acompañada por un mascar de chicle se oyo al otro lado. - Buenas tardes, me llamo Carla ¿en que puedo ayudarle?

- Necesito un numero de telefono
- Como todos ¿El nombre del titular?

Una ranchera venia de frente hacia mi, en el ultimo momento logre esquivarla para vermelas de bruces con un motorista despistado que tuvo que salirse por el campo – ¡Joder! - Exclame mientras intentaba no estamparme contra un arbol. Puede que la situacion fuera un poco tensa.

- Ese no es un nombre de titular valido...

- ¡No estoy para bromas! - Vi una entrada a la autovia que llevaba a la ciudad, gire violentamente el volante y entre... por el lado contrario. Lo coches me esquivaban como podian, si no me mataban ellos, Carla lo iba a conseguir con se condescendencia. - John Biscuit, Calle 45. Por favor dese prisa.

- Le noto un poco nervioso, ¿Quiere que le pase con mi supervisor?

- ¡Quiero el puñetero numero de telefono!

- Un momento.

- ¡No, espera! No me pongas en es... - Vivaldi volvio a sonar y tuve la tentacion de tirar el telefono por la ventana, ir al edificio de informacion y asfixiar a la chica con su propio chicle.

- Ya lo tengo, ¿Quiere que le pase la llamada directamente?

- Por favor.

- Muchas gracias por usar el servicio de informacion telefonica.

Despues de un par de tonos se oyo la voz ronca de Naranjito.

- ¿Diga?

- Soy Siete.

- Hola Siete, ¿Que es todo ese jaleo de sirenas y pitos?

- Mejor no te lo digo – Con un contravolante consegui no volcar encima de un autobus de escolares – Necesito la direccion de la Dama de Hierro.

- ¿Que te hace pensar que yo la se?

- ¡No me vengas ahora con esas! Llevas siguiendome e informandola de lo que hago desde que empezo esto.

- Vale, es verdad, pero si lo hice no fue para traicionarte, sino para ayudarte si te metias en lios, estas muy viejo y me preocupabas.

- Eso ahora da igual, o me dices donde vive o nos vamos a quedar sin jefa.

- Avenida de los Heroes 3, es una casa de dos plantas.

- Ok, ya hablaremos luego, angel de la guarda...

La direccion no me pillaba lejos A estas alturas tenia a medio departamento de policia tras de mi, a un par de calles de mi objetivo salte del camion y deje que se estrellase contra un edificio en ruinas, eso los mantendria ocupados mientras me escaqueaba por los callejones.

Cuando llegue a la casa la puerta estaba abierta, todo se hallaba en silencio. Saque a Sargonnas y subi lentamente al piso superior. Entre en una especie de sala de musica blanca con grandes ventanales y un piano de cola en medio. La Dama se encontraba amordazada y atada a una silla, sus ojos reflejaban un miedo atroz. En el momento que me dispuse a desartala oi el gatillo de un arma amartillarse detras mia.

- El bueno de Jack, … siempre tan predecible, ¿No podias dejar que la matase y olvidarte de todo? Como te dije hace mucho tiempo, tu etica acabara contigo.

Un sudor frio recorrio mi espalda, reconocia esa voz, pero no podia ser posible.

- No puedes ser tu, estas muerto, yo mismo te mate en Marsella.

- Bueno, no eres el unico que puede volver de la tumba, pero tranquilo, esta vez nuestros encuentros se acabaran de una vez por todas.