Mientras me encaminaba al apartamento de Angel repasaba mentalmente lo ocurrido en los ultimos dias y la gente tan peculiar que habia conocido. Para ser sincero ese objeto tenia que ser muy valioso para atraer la atencion de tantas personas, aunque fuera lo que fuese mi unico objetivo en todo esto era entregarselo a la Dama de Hierro y mantener, en la medida de lo posible, mi ya de por si maltrecho anonimato. Tenia dos objetivos muy claros para esta visita, el primero era aprovechar el factor sorpresa para sacar toda la informacion posible y el segundo que no me hechizara con esos ojos manteniendo las distancias. - Sube cariño, te estaba esperando – Me respondio cuando llame a su porterillo; Mi primer objetivo se habia ido a paseo.
Cuando entre me estaba esperando en el salon con su kimono y dos copas de bourbon. La iluminacion de las velas aromaticas impregnaba el ambiente con una calida sensacion de paz, era casi como si el tiempo entre esas cuatro paredes se hubiera detenido para darme un merecido respiro.
- Sientate y dime que te trae por aquí.
- Sabes perfectamente a lo que vengo – Le conteste indignado – Me engañaste, probablemente porque eso te venia bien para buscar el maldito objeto que me esta dando tantos quebraderos de cabeza: Estas metida hasta el cuello en esto.
- Vale, quiza tengas razon en todo pero ya me conoces, soy muy traviesa.
- ¿Para quien trabajas?
- Si te lo dijera tendria que matarte, y los dos sabemos que te pones de un insoportable cuando lo intento...
- Todos tenemos nuestras manias. Te voy a hablar sinceramente
- Seria la primera vez – Me reprocho con gesto enfadado – Habla.
- Lo unico que necesito es entregar esa cosa a mi jefa, luego me desentendere de todo y volvere a mi bar.
- Me rompes el corazon – Dijo mientras hacia pucheros con las manos en el pecho – Otra vez. Aun asi te ayudare solo porque me divierte observarte. Esto para ti debe ser como volver a aprender a montar en bicicleta.
- Montar en bici no se olvida, sin embargo todo esto me ha llevado años desterrarlo de mi mente. Dime que estamos buscando.
- Una llave – La mire sorprendido – Una simple e insignificante llave.
- ¿Y que abre exactamente?
- Eso entra dentro de la materia de las leyendas y tendras que bucear mucho por la basura para averiguarlo.
- Nada de juegos, ¡Necesito una respuesta!
- Como ya te he dicho para hallarla tendras que ensuciarte las manos – Resople con desgana – Eras el mejor y ya tendrias esa llave si no tuvieras tanto miedo de tu pasado. Todos hemos cometido errores.
- A diferencia de ti, a mi si me importan los que cometi. Esto no es un divertimento, esta muriendo gente mientras tu te haces la “femme fatale”.
- ¿No lo echas de menos aunque solo sea un poco? La aventura, la adrenalina recorriendo tu cuerpo, el no saber que ocurrira mañana.
- Ni por un segundo.
- Y esto – Se levanto y dejo caer su kimono al suelo acercandose para decirme algo al oido - ¿Tampoco lo echas de menos?
Ese fue el momento en el que se derrumbo el segundo objetivo.
El desagradable sonido del movil me desperto un par de horas despues.
- Hola Dama.
- ¿Como va la investigacion?
- Adelante, pero hay mucha gente detras de esa llave.
- Veo que en verdad la cosa avanza. No es usted tan inutil como parece a priori.
- Gracias, es un consuelo.
- ¿Hay algo que pueda hacer para acelerar la busqueda?
- Podria decirle a Naranjito que dejara de seguirme, yo le puedo informar de mis actos sin intermediarios.
- Parece que nunca dejara de sorprenderme señor siete. Adios.
Angel continuaba dormida, toque su suave piel, la luz de la luna que entraba por la ventana le daba un aspecto etereo, como si fuera el ser al que le tomo prestado el nombre. Nunca comprendere del todo que le hizo meterse en este mundo o por que no mandabamos todo al infierno para disfrutar de una vida normal lejos de aquí. Ese futuro habia sido mi sueño durante muchos años.
- ¿Tu maldita jefa no sabe mirar la hora? - Pero como todos los buenos sueños no duran y te despiertas de golpe... - ¿La has investigado?
- Nadie sabe mucho de ella.
- Si le hubieras observado algo mas que el escote te habrias dado cuenta de la señal tan fea que le dejo los rayos UVA en el dedo anular.
El telefono sono otra vez.
- ¿Dama?
- Se me habia olvidado decirte algo, sal de ahi lo mas rapido que puedas.
Salte de la cama mientras un golpe seco se oia en la entrada. Angel me miraba como una niña asustada, sabia que en ese lugar estabamos vendidos. Al acercarme a la puerta para atrancarla alguien la tiro abajo violentamente lanzandome contra la pared. No se andaban con delicadezas, dos tipos con porras electricas se cebaron conmigo mientras otro me pisaba el cuello para que no me moviera.Aun en esa incomoda posicion podia verla a ella peleandose con otros cinco tipos. Se quito a uno de en medio rompiendole la lampara de la mesita de noche en la cabeza pero eran demasiados, la derribaron y comenzaron a golpearla, mientras intentaba zafarme desesperadamente de mis agresores su sangre comenzo a salpicar la pared y las sabanas. Cuando dejo de moverse me patearon la cabeza a modo de despedida y se fueron.
Probe a levantarme pero todo esfuerzo era inutil, su cuerpo yacia inmovil mientras su brazo teñido de rojo colgaba por un lado del colchon, me arrastre como pude lentamente por el suelo hasta la cama, su aspecto era bastante preocupante. Mientras le gritaba puse mi cabeza en su pecho temiendo lo peor, gracias al cielo todavia respiraba – Vaya noche mas romantica... - Dijo con un debil hilo de voz. Saque fuerzas y llame a una ambulancia. Despues todo se volvio negro.
Tras pelearme con medio hospital consegui el “alta voluntaria” y busque a su doctor esquivando a los policias que querian hacerme un par de preguntas.
- La paciente presenta imnumerables traumatismos por todo el cuerpo y heridas de arma blanca en torax y extremidades – Me relato con la frialdad mecanica tipica de los medicos de la zona – Aun asi su vida no corre peligro.
- ¿Podria verla?
- Seria mas recomendable que se fuera a dormir hasta mañana.
- Mejor intente descansar usted un rato.
- ¿Por que?
- Esta noche va a tener mucho trabajo y como no este lucido morira mucha gente...
sábado, 31 de enero de 2009
miércoles, 28 de enero de 2009
Capitulo 5: Un pasado del que prescindir
Me pase el dia dando vueltas por mi apartamento esperando a que anocheciera. Volver a la zona oeste no era un plato facil de digerir y el “Terciopelo Azul” era, probablemente, el ultimo sitio de la tierra que deberia pisar. Lo mas sensato seria hacer la maleta y largarme lo mas lejos posible de esta podrida ciudad pero en vez de eso aquí estaba, buscando un tres cuartosque hacia siglos que no me ponia. Fui hacia el espejo para ver si con un poco de maquillaje o algo parecido podia impedir que la mayoria de la gente me reconociera pero repentinamente me di cuenta que no hacia falta; De aquel hombre solo quedaba una desdibujada caricatura, un cascaron de huesos que, siendo realistas, no iba a llegar mucho mas lejos en todo este asunto. - ¡A la mierda! - Dije en voz alta, nunca he sido de los que se acobardan en situaciones adversas y siempre habia tenido claro que no iba a llegar a la jubilacion. No vivo precisamente en un parque de atracciones, un mal golpe de un maton, una bala perdida de un ajuste de cuentas que tiene mas suerte que las demas y te conviertes en una noticia de relleno en la seccion local del periodico. Si habia tenido un problema grave a lo largo de mi existencia era precisamente ese, las cosas que podian matarme eran las que me hacian estar vivo.
Aparque mi moto a un par de manzanas del club para examinar como estaban las cosas, la verdad es que no habian cambiado mucho, los mismos casinos y prostitutas de lujo iluminaban las aceras mientras un puñado de hombres sin escrupulos vivian en un sueño que solo una ingente cantidad de dinero podia conservar intacto.
Por fin llegue a la puerta del que habia sido mi hogar, obviamente no queria llamar la atencion; tendria que colarme por la puerta de atrás si, con mucha suerte, seguia teniendo la misma cerradura. Tal vez mi suerte estuviera cambiando porque con un par de movimientos sigilosos estaba dentro y mi corazon rejuvenecio ocho años de golpe. El “Terciopelo Azul” era el local mas respetado del lugar, un rincon donde poder hablar sin ser escuchado y hacer sin ser visto. Aquí pase los mejores y los peores años de mi vida jugando a ser dios mientras me peleaba con mi angel de la guarda. Me acerque a la barra y divise al “Vikingo”, el jefe de todo aquello, su aspecto era lo mas parecido a un enano mitologico de metro ochenta, un tipo que habia visto de todo en la vida y al que nada le sorprendia ya, o casi nada. Cuando me vio casi se le cae el parche del ojo, hizo una leve señal y antes de un segundo dos tipos me llevaban en volandas con la cabeza agachada hacia el cuarto donde se ” insinuaba” amablemente a los borrachos que no volvieran. La noche no iba del todo mal.
Mientras esperaba una cerveza me rozo la nuca y se estrello violentamente en la pared manchandome la chaqueta. Me seque como pude y me di la vuelta para encontrarme cara a cara con el “Vikingo”.
- ¡Sucio bastardo! - Me grito mientras me abrazaba, respire aliviado – Te iba a invitar a esa birra pero lo que mereces es que te la estampe en tu jodida cabeza ¿Donde te has metido todos estos años?
- Por ahi...
- Pero oi que la habias palmado en el asuntillo de Marsella
- Ese era el plan, y durante un tiempo me ha funcionado a la perfeccion, pero una bruja me ha resucitado y necesito informacion.
- ¿Sobre que?
- Me preguntaba si conocias a alguien que estuviera metido hasta el cuello en el asunto del “Buzon”
- ¿Jack el “Buzon”, el que trabajaba aquí y asesinaron? - Asenti con la cabeza – No hace mucho vino una mujer pelirroja preguntando por el y le di su direccion.
- Por desgracia la conozco. ¿Alguien mas?
- Si, los guardaespaldas de un tal Vicenzo, tres tipos con muy mal carácter
- Supongo que Vicenzo es italiano.
- Un viejo mafioso, se traslado aquí despues de tu supuesta muerte. Es muy peligroso y tiene buenos contactos con los peces gordos, deberias andarte con pies de plomo.
- No te preocupes, ¿Donde puedo encontrarle?
- Suele ir al “Tanga Rosa” a ver a las chicas bailar.
- Entonces ire a hacerle una visita, muchas gracias por todo.
- ¡Jota! - Me dijo mientras me ponia la mano en el hombro – Angel esta en la ciudad, por tu bien mantente alejado de ella.
- Por supuesto...
Sali por donde habia entrado hacia el club de striptease. Lo primero que vi al entrar, aparte de las chicas, fue a mis, ahora dos, viejos amigos sentados alrededor de un octogenario con traje hecho a medida. Supuse que su anciana vejiga no aguantaria mucho tiempo quieta asi que me escondi en los lavabos para poder charlar con el en un ambiente mas privado. Poco despues escuche una tos desagradable y una voz aun mas entrar en el servicio a la vez que le decia a sus gorilas que no dejaran pasar a nadie. Mientras tenia las manos ocupadas, me acerque a el.
- Buenas noches.
- Buenas noches, señor siete – Me contesto mientras se abrochaba la bragueta y hacia un amago de estrecharme la mano – Que sorpresa tan inesperada.
- ¿Le sorprende verme aquí?
- Me sorprende que siga vivo – Dijo sin inmutarse – Pensaba que el que liquido a mi hombre en el almacen tambien se habia encargado de usted.
- ¿No fueron los dos tipos de la puerta?
- Nunca he visto la necesidad de matar a mis propios empleados.
- Estaba seguro de que le dispararon sus compañeros para que no me dijera quien era usted.
- Que me encontrara era inevitable, he oido historias sobre sus “hazañas”. Es un hombre con muchos recursos.
- Gracias. ¿Fuma? - Se señalo una pequeña cicatriz en su garganta, me encendi un pitillo para mi - Interesante, si no liquido a su secuaz tampoco sabra nada sobre el “Buzon” ni un misterioso objeto.
- ¿Que le hace pensar que estoy involucrado en eso?
- Cierta leyenda griega sobre un rio, monedas en la boca y copiones romanos.
- ¿El barquero del lago Estigia?
- Exacto.
- Señor siete, no se si es que habra visto muchas veces “El Padrino” y sus topicos sobre los italianos mafiososo o que no es tan sagaz como me pensaba. No soy un hombre al que le guste hacerse publicidad, La moneda en la boca de ese tipo me señala directamente como autor del crimen, lo que no seria bueno para mi preciado anonimato. Cuando llegaron mis escoltas estaba muerto y no habia ni rastro de lo que fueron a buscar. Si le soy sincero pienso que a alguien le viene muy bien que usted y yo nos entorpezcamos de esta manera para tener via libre en la busqueda del objeto. ¿No se le ocurre nadie?
- Ciertamente no. - Estaba claro que el ancianito no era trigo limpio pero parecia decir la verdad. Me habian engañado, y tenia una ligera sospecha con pelo corto de quien habia sido – De todas formas le estare vigilando Vicenzo.
- Tengo la sana costumbre de dormir tranquilo y no creo que sus vacias amenazas logren cambiar mis habitos.
- Espero que tenga una cosa clara sobre mi, no le tengo miedo a nada ni a nadie.
En ese momento se oyo abrirse la puerta y hui rapidamente por la ventana.
Parecia que habia mucha gente detras del dichosos objeto, o por lo menos una masde las que yo conocia. Aunque el “Vikingo” tenia razon, no me quedaba mas opcion que volver al apartamento de Angel.
Aparque mi moto a un par de manzanas del club para examinar como estaban las cosas, la verdad es que no habian cambiado mucho, los mismos casinos y prostitutas de lujo iluminaban las aceras mientras un puñado de hombres sin escrupulos vivian en un sueño que solo una ingente cantidad de dinero podia conservar intacto.
Por fin llegue a la puerta del que habia sido mi hogar, obviamente no queria llamar la atencion; tendria que colarme por la puerta de atrás si, con mucha suerte, seguia teniendo la misma cerradura. Tal vez mi suerte estuviera cambiando porque con un par de movimientos sigilosos estaba dentro y mi corazon rejuvenecio ocho años de golpe. El “Terciopelo Azul” era el local mas respetado del lugar, un rincon donde poder hablar sin ser escuchado y hacer sin ser visto. Aquí pase los mejores y los peores años de mi vida jugando a ser dios mientras me peleaba con mi angel de la guarda. Me acerque a la barra y divise al “Vikingo”, el jefe de todo aquello, su aspecto era lo mas parecido a un enano mitologico de metro ochenta, un tipo que habia visto de todo en la vida y al que nada le sorprendia ya, o casi nada. Cuando me vio casi se le cae el parche del ojo, hizo una leve señal y antes de un segundo dos tipos me llevaban en volandas con la cabeza agachada hacia el cuarto donde se ” insinuaba” amablemente a los borrachos que no volvieran. La noche no iba del todo mal.
Mientras esperaba una cerveza me rozo la nuca y se estrello violentamente en la pared manchandome la chaqueta. Me seque como pude y me di la vuelta para encontrarme cara a cara con el “Vikingo”.
- ¡Sucio bastardo! - Me grito mientras me abrazaba, respire aliviado – Te iba a invitar a esa birra pero lo que mereces es que te la estampe en tu jodida cabeza ¿Donde te has metido todos estos años?
- Por ahi...
- Pero oi que la habias palmado en el asuntillo de Marsella
- Ese era el plan, y durante un tiempo me ha funcionado a la perfeccion, pero una bruja me ha resucitado y necesito informacion.
- ¿Sobre que?
- Me preguntaba si conocias a alguien que estuviera metido hasta el cuello en el asunto del “Buzon”
- ¿Jack el “Buzon”, el que trabajaba aquí y asesinaron? - Asenti con la cabeza – No hace mucho vino una mujer pelirroja preguntando por el y le di su direccion.
- Por desgracia la conozco. ¿Alguien mas?
- Si, los guardaespaldas de un tal Vicenzo, tres tipos con muy mal carácter
- Supongo que Vicenzo es italiano.
- Un viejo mafioso, se traslado aquí despues de tu supuesta muerte. Es muy peligroso y tiene buenos contactos con los peces gordos, deberias andarte con pies de plomo.
- No te preocupes, ¿Donde puedo encontrarle?
- Suele ir al “Tanga Rosa” a ver a las chicas bailar.
- Entonces ire a hacerle una visita, muchas gracias por todo.
- ¡Jota! - Me dijo mientras me ponia la mano en el hombro – Angel esta en la ciudad, por tu bien mantente alejado de ella.
- Por supuesto...
Sali por donde habia entrado hacia el club de striptease. Lo primero que vi al entrar, aparte de las chicas, fue a mis, ahora dos, viejos amigos sentados alrededor de un octogenario con traje hecho a medida. Supuse que su anciana vejiga no aguantaria mucho tiempo quieta asi que me escondi en los lavabos para poder charlar con el en un ambiente mas privado. Poco despues escuche una tos desagradable y una voz aun mas entrar en el servicio a la vez que le decia a sus gorilas que no dejaran pasar a nadie. Mientras tenia las manos ocupadas, me acerque a el.
- Buenas noches.
- Buenas noches, señor siete – Me contesto mientras se abrochaba la bragueta y hacia un amago de estrecharme la mano – Que sorpresa tan inesperada.
- ¿Le sorprende verme aquí?
- Me sorprende que siga vivo – Dijo sin inmutarse – Pensaba que el que liquido a mi hombre en el almacen tambien se habia encargado de usted.
- ¿No fueron los dos tipos de la puerta?
- Nunca he visto la necesidad de matar a mis propios empleados.
- Estaba seguro de que le dispararon sus compañeros para que no me dijera quien era usted.
- Que me encontrara era inevitable, he oido historias sobre sus “hazañas”. Es un hombre con muchos recursos.
- Gracias. ¿Fuma? - Se señalo una pequeña cicatriz en su garganta, me encendi un pitillo para mi - Interesante, si no liquido a su secuaz tampoco sabra nada sobre el “Buzon” ni un misterioso objeto.
- ¿Que le hace pensar que estoy involucrado en eso?
- Cierta leyenda griega sobre un rio, monedas en la boca y copiones romanos.
- ¿El barquero del lago Estigia?
- Exacto.
- Señor siete, no se si es que habra visto muchas veces “El Padrino” y sus topicos sobre los italianos mafiososo o que no es tan sagaz como me pensaba. No soy un hombre al que le guste hacerse publicidad, La moneda en la boca de ese tipo me señala directamente como autor del crimen, lo que no seria bueno para mi preciado anonimato. Cuando llegaron mis escoltas estaba muerto y no habia ni rastro de lo que fueron a buscar. Si le soy sincero pienso que a alguien le viene muy bien que usted y yo nos entorpezcamos de esta manera para tener via libre en la busqueda del objeto. ¿No se le ocurre nadie?
- Ciertamente no. - Estaba claro que el ancianito no era trigo limpio pero parecia decir la verdad. Me habian engañado, y tenia una ligera sospecha con pelo corto de quien habia sido – De todas formas le estare vigilando Vicenzo.
- Tengo la sana costumbre de dormir tranquilo y no creo que sus vacias amenazas logren cambiar mis habitos.
- Espero que tenga una cosa clara sobre mi, no le tengo miedo a nada ni a nadie.
En ese momento se oyo abrirse la puerta y hui rapidamente por la ventana.
Parecia que habia mucha gente detras del dichosos objeto, o por lo menos una masde las que yo conocia. Aunque el “Vikingo” tenia razon, no me quedaba mas opcion que volver al apartamento de Angel.
miércoles, 21 de enero de 2009
Capitulo 4: La mujer que vino del infierno
Desperte en una gran cama de matrimonio enredado en unas sabanas de seda azules. De fondo se oia “I used to love her” de los Guns N Roses y a alguien toquetear unos cajones. Me quede echado en silencio, ante todo soy un tipo practico, en mi estado no iba a llegar muy lejos y huelga decir que la cabeza me iba a reventar. Fuera quien fuera aquella persona no pretendia hacerme daño por el momento ni tampoco quedarse mucho tiempo en la ciudad. A traves del olor de las velas perfumandas se intuia que el apartamento habia estado cerrado durante mucho tiempo y la ausencia de fotografias y elementos decorativos apoyaba mi suposicion.
Mientras miraba la luz que entraba por las rendijas de la persiana intentando adivinar que hora era ella entro en el dormitorio con una cerveza en la mano. Llevaba un kimono rojo con una serpiente bordada en negro. Con sus pies descalzos se acerco hasta el borde de la cama y se sento.
- Buenas tardes, bello durmiente, aunque lo de bello es mas un cumplido que una realidad, parece que un bicho te ha masticado y vomitado.
- Tu tampoco estas mal, Angel ¿Te siguen llamando asi, no?
-Por ser quien eres puedes llamarme como quieras ¿Como te dicen a ti ahora? - Abrio la botella contra el filo de la mesita de noche y me la dio - ¿Viejo desecho? ¿ Cabron sin sentimientos?
- Viejo numero siete
- Prefiero los que yo he dicho, van mas parejos con tu personalidad
- ¿Por que en vez de quedarte ahi parada insultandome no me das un cigarro y me dices como he llegado aquí?
- De acuerdo, pero tendras que hacerme un Hammer Rojo mientras – Resople y lentamente me levante de la cama, entretanto ella daba palmadas y sonreia como una niña pequeña el dia de su cumpleaños – El picahielos esta debajo de la almohada.
- ¿El vodka tambien esta en el mismo sitio? - Me señalo el servicio - Recuerdame que te regale un minibar ¿Me vas a contar como me encontraste o voy a tener que hacer ademas la cena?
- Estaba tomandome una copa en el “Gato Negro” y te reconoci, te segui hasta el almacen, vi tu numerito sobreactuado de tipo malo y peligroso hasta que te dejaron K.O. Espere a que se fueran y te arrastre hasta mi casa. ¿Has visto mi nuevo corte de pelo? Quizas es demasiado corto pero es muy practico ¿No me digas que no estoy guapa?
- No me gusta. ¿Quienes eran los que me atacaron?
- Los que estaban en el bar con el tipo que tenias atado. Eres un borde – Le acerque el Hammer y me sente en el suelo lejos de su alcance – Gracias. Se ve que no les hacia gracia que el pequeñajo te contara quien les pagaba los trabajitos.
Cierto, lo unico que se de su jefe es que es un tipo muy vergonzoso. No es que no te siente bien pero creo que el corte a lo garÇon anula la feminidad – Me miro con sus inmensos ojos verdes llenos de falsa pena – No hay que ser Sherlock Holmes para saber que todo lo que me estas contando es mentira ¿No estaras metida en esto? Seria la guinda para todo este pastel.
- No se te escapa una – Le dio un trago a la copa y se le retorcieron los dedos de los pies – Ya no me acordaba de lo bueno que estaba. ¿En que estas metido tu?
- Es algo complicado; Algun bastardo me mando a una bruja pelirroja con muy malas pulgas que me chantajea para que recupere un objeto supuestamente suyo que un muerto le robo y que mataron los secuaces del jefe vergonzoso que son los tipos que me golpearon (uno de los cuales tambien esta fiambre) y que no se como es.
- ¿No sabes como es el objeto o el jefe?
- Ninguna de las dos cosas
- ¿El muerto que le robo el objeto no seria Jack “el buzon”?
- ¡Vaya!, Parece que el pobre es como los pintores, que se ha hecho famoso despues de palmarla.
- Si no recuerdo mal el “buzon” estuvo trabajando en el “terciopelo azul” de la zona oeste contigo.
- Si trabajo alli fue despues de que yo desapareciera, tampoco es que eso importe mucho, ahora mismo estoy en un callejon sin salida.
- ¿No tienes ni una sola pista?
- Se que al “reservado” le gusta meter monedas en bocas ajenas por algo de una lago griego.
- Puede que sea griego...
- No conozco a ninguno que se mueva en estos ambientes. - me mire la muñeca como si tuviera un reloj - Sera mejor que me vaya marchando – Me levante y busque con la mirada mi camisa y la chaqueta.
- Te he tirado la camisa, por el olor parecia que le tenias mucho aprecio – Me dijo en tono burlon – pero la sangre no sale con nada. Tienes una nueva en el armario – La coji y me la puse – De nada, ¿No puedes quedarte a cenar?
- Tengo pocas ganas de comer y muchas cosas en que pensar
- ¿Ni aunque pasemos directamente al postre?
- Eres una de las personas mas peligrosas que conozco y creeme, me relaciono con mucha gente.
- Siempre has tenido un concepto muy equivocado de mi
- ¡ Veinte segundos despues de conocerte me pegaste un tiro!
- Eso fue por estar donde no debias, ademas hace siglos de aquello ¿cuantas veces me lo vas a recordar?
- Cada vez que te cruces conmigo – Agarre la chaqueta y me marche hacia la puerta – Aunque digas que no tienes nada que ver con esto tengo la sensacion de que nos veremos pronto.
- Puede ser... Por cierto, ¿Has visto la estatua del pasillo?
- Muy bonita
- Es el Laoconte, una escultura sobre una leyenda griega
- He tenido suficiente de esa cultura por un tiempo
- Lo curioso es que no se sabe a ciencia cierta si es griega o romana. A los romanos les gustaba tanto el arte y las costumbre helenas que las copiaba y las adoptaban como suyas.
- El gusto por lo ajeno ha existido siempre. Adios.
Puede que fuera el golpe en la cabeza o el cansancio y el estres acumulado, pero hasta un par de horas despues no me sobresalte y me levante rapidamente del sofa. Angel me habia dado la clave; No conocia a ningun griego, pero si habia oido hablar de varios italianos con gusto por lo ajeno que se movian por la zona oeste. Algo a lo que agarrarme...
Mientras miraba la luz que entraba por las rendijas de la persiana intentando adivinar que hora era ella entro en el dormitorio con una cerveza en la mano. Llevaba un kimono rojo con una serpiente bordada en negro. Con sus pies descalzos se acerco hasta el borde de la cama y se sento.
- Buenas tardes, bello durmiente, aunque lo de bello es mas un cumplido que una realidad, parece que un bicho te ha masticado y vomitado.
- Tu tampoco estas mal, Angel ¿Te siguen llamando asi, no?
-Por ser quien eres puedes llamarme como quieras ¿Como te dicen a ti ahora? - Abrio la botella contra el filo de la mesita de noche y me la dio - ¿Viejo desecho? ¿ Cabron sin sentimientos?
- Viejo numero siete
- Prefiero los que yo he dicho, van mas parejos con tu personalidad
- ¿Por que en vez de quedarte ahi parada insultandome no me das un cigarro y me dices como he llegado aquí?
- De acuerdo, pero tendras que hacerme un Hammer Rojo mientras – Resople y lentamente me levante de la cama, entretanto ella daba palmadas y sonreia como una niña pequeña el dia de su cumpleaños – El picahielos esta debajo de la almohada.
- ¿El vodka tambien esta en el mismo sitio? - Me señalo el servicio - Recuerdame que te regale un minibar ¿Me vas a contar como me encontraste o voy a tener que hacer ademas la cena?
- Estaba tomandome una copa en el “Gato Negro” y te reconoci, te segui hasta el almacen, vi tu numerito sobreactuado de tipo malo y peligroso hasta que te dejaron K.O. Espere a que se fueran y te arrastre hasta mi casa. ¿Has visto mi nuevo corte de pelo? Quizas es demasiado corto pero es muy practico ¿No me digas que no estoy guapa?
- No me gusta. ¿Quienes eran los que me atacaron?
- Los que estaban en el bar con el tipo que tenias atado. Eres un borde – Le acerque el Hammer y me sente en el suelo lejos de su alcance – Gracias. Se ve que no les hacia gracia que el pequeñajo te contara quien les pagaba los trabajitos.
Cierto, lo unico que se de su jefe es que es un tipo muy vergonzoso. No es que no te siente bien pero creo que el corte a lo garÇon anula la feminidad – Me miro con sus inmensos ojos verdes llenos de falsa pena – No hay que ser Sherlock Holmes para saber que todo lo que me estas contando es mentira ¿No estaras metida en esto? Seria la guinda para todo este pastel.
- No se te escapa una – Le dio un trago a la copa y se le retorcieron los dedos de los pies – Ya no me acordaba de lo bueno que estaba. ¿En que estas metido tu?
- Es algo complicado; Algun bastardo me mando a una bruja pelirroja con muy malas pulgas que me chantajea para que recupere un objeto supuestamente suyo que un muerto le robo y que mataron los secuaces del jefe vergonzoso que son los tipos que me golpearon (uno de los cuales tambien esta fiambre) y que no se como es.
- ¿No sabes como es el objeto o el jefe?
- Ninguna de las dos cosas
- ¿El muerto que le robo el objeto no seria Jack “el buzon”?
- ¡Vaya!, Parece que el pobre es como los pintores, que se ha hecho famoso despues de palmarla.
- Si no recuerdo mal el “buzon” estuvo trabajando en el “terciopelo azul” de la zona oeste contigo.
- Si trabajo alli fue despues de que yo desapareciera, tampoco es que eso importe mucho, ahora mismo estoy en un callejon sin salida.
- ¿No tienes ni una sola pista?
- Se que al “reservado” le gusta meter monedas en bocas ajenas por algo de una lago griego.
- Puede que sea griego...
- No conozco a ninguno que se mueva en estos ambientes. - me mire la muñeca como si tuviera un reloj - Sera mejor que me vaya marchando – Me levante y busque con la mirada mi camisa y la chaqueta.
- Te he tirado la camisa, por el olor parecia que le tenias mucho aprecio – Me dijo en tono burlon – pero la sangre no sale con nada. Tienes una nueva en el armario – La coji y me la puse – De nada, ¿No puedes quedarte a cenar?
- Tengo pocas ganas de comer y muchas cosas en que pensar
- ¿Ni aunque pasemos directamente al postre?
- Eres una de las personas mas peligrosas que conozco y creeme, me relaciono con mucha gente.
- Siempre has tenido un concepto muy equivocado de mi
- ¡ Veinte segundos despues de conocerte me pegaste un tiro!
- Eso fue por estar donde no debias, ademas hace siglos de aquello ¿cuantas veces me lo vas a recordar?
- Cada vez que te cruces conmigo – Agarre la chaqueta y me marche hacia la puerta – Aunque digas que no tienes nada que ver con esto tengo la sensacion de que nos veremos pronto.
- Puede ser... Por cierto, ¿Has visto la estatua del pasillo?
- Muy bonita
- Es el Laoconte, una escultura sobre una leyenda griega
- He tenido suficiente de esa cultura por un tiempo
- Lo curioso es que no se sabe a ciencia cierta si es griega o romana. A los romanos les gustaba tanto el arte y las costumbre helenas que las copiaba y las adoptaban como suyas.
- El gusto por lo ajeno ha existido siempre. Adios.
Puede que fuera el golpe en la cabeza o el cansancio y el estres acumulado, pero hasta un par de horas despues no me sobresalte y me levante rapidamente del sofa. Angel me habia dado la clave; No conocia a ningun griego, pero si habia oido hablar de varios italianos con gusto por lo ajeno que se movian por la zona oeste. Algo a lo que agarrarme...
martes, 20 de enero de 2009
Capitulo 3: El hombre que vino del frio
Uno de los peores inventos de las sociedad es, sin duda, el madrugar, pero si queria averiguar algo sobre como murio “el buzon” no tenia mas remedio que hacerlo. Me acerque a la morgue de la policia con prudencia, el hecho de que en mi ultimo encuentro con ellos me quisieran acribillar no tenia nada que ver, era simplemente que nunca me habia llevado bien con ellos.
Si buscas a alguien que trabaja en una comisaria el mejor sitio para empezar es la cafeteria de enfrente, y efectivamente alli estaba “Iceman”, el encargado de las fiambreras. Le salve el pellejo en una pelea de bar cuando ni siquiera habia terminado la carrera y desde entonces el era mis ojos en las autopsias de conocidos. Era un hombre de condicion alegre y complexion fuerte con cierte tendencia a disfrutar de su trabajo, cosa que me daba un poco de repelus, pero no podia culparle, yo tambien disfrutaba del mio que no era mucho mejor. Me sente a su lado sin quitarme las gafas de sol y pedi una cerveza.
- ¿Siete? - Me dijo sorprendido - ¿Que haces aquí?
- Desayunar, ¿Como me has reconocido? Llevo años sin visitarte
- Poca gente que conozco desayuna cerveza, ademas hueles fatal, como si te hubieras revolcado en la basura.
- Tuve una noche movidita ¿Como estas?
- Muy bien, me han ascendido, hice una promocion interna hara un par de años y ahora ademas...
- Me alegro de que te vaya bien – Le corte - ¿Que le ha pasado al “buzon”? - Iceman abrio los ojos como platos - ¿Que te pasa? - Le sonrei – Te has quedado frio
- ¡Tu eras el tipo de la otra noche! - Me contesto tan bajito que apenas logre escucharle, se bebio el café de un trago mirando hacia todos los agentes que estaban alrededor nuestra - ¡El vagabundo del apartamento!
- Lo de vagabundo me ha dolido. Si te sirve de consuelo ya estaba frito cuando yo llegue.
- No pienses que he dudado de ti, por lo menos no mucho.
- Es un consuelo – Exhale el humo de mi cigarrillo y lo mire fijamente – Al grano.
- Tres tiros en el corazon a quemarropa, profesionales. Tampoco es que el tipo le quedara mucho sino se lo hubieran cargado, tenia el higado hecho polvo. Por lo demas lo de siempre excepto por dos detalles muy inquietantes; En la mano derecha tenia ocho pequeñas heridas, cuatro y cuatro en dos lineas simetricas, puntos como de haber agarrado algo muy fuerte.
- ¿Algun objeto de la casa coincidia con las heridas?
- No.
- Lo suponia... ¿Y el otro detalle inquietante?
Acerco su mano a mi oreja y puso cara de sorprendido.
- ¿Que tienes ahi? - En su juventud Iceman habia intentado dedicarse profesionalmente a la magia, pero tenia las manos demasiado grandes. Saco una moneda – Igual que el “buzon”, solo que el la tenia en la boca. En la antigua Grecia, los familiares de los muertos introducian una moneda en la boca de estospara pagar al barquero de la laguna Estigia.
- Todos hemos oido alguna vez esa historia – Me guarde disimuladamente la moneda.
- Siete, esa no es la moneda que le sacamos al tipo.
- Lo se, ¿Algo mas?
- No. ¿Por que te interesa tanto un pobre desgraciado como ese?
- Era cliente de mi bar y me debia pasta.
- ¿Seguro que es solo por eso? Se cuenta por los pasillos que estaba metido en asuntos muy turbios. Si yo fuera tu tendria mucho cuidado, la proxima vez que nos veamos prefiero que sea en la barra de un bar mejor que en la mesa de autopsias.
- No te preocupes por mi, de todas formas el dia que acabe en tu mesa procura no cortarme la circulacion del dedo con la etiqueta.
Pague la cerveza y me fui. Iceman me habia resultado muy util a pesar de haberme dado mas preguntas que respuestas. Por lo menos ya sabia las dimensiones del maldito objeto y que no podia demorar mas la visita a los matones que me dieron la paliza.
Despues de una ducha y de una visita rapida a la tienda de deportes con saldos en bates de beisbol me dirigi de nuevo a los barrios bajos. Los encontre un par de horas despues de fiesta en el club “El gato negro”, estaba claro que no iba a ser su noche de suerte.
Espere a que el mas pequeño se separara de los otros dos, no porque fuera menos peligroso para mi integridad fisica, sino porque tenia pinta de ser el que podria saber algo mas sobre su jefe. Lo segui hasta un callejon donde se metio a mear, no me pregunteis por que pero toda la gente de su calaña los usa de servicios. Me acerque sigilosamente por detras y de un “Home Run” en su cabeza acabe con la horrible melodia que estaba silbando. Lo arrastre rapidamente hasta un viejo almacen abandonado que habia cerca (Otra de las ventajas de escoger al menos voluminoso) Lo ate a una viga y lo desperte amablemente apagandole una colilla en la frente. Estaba bastante desconcertado hasta que me vio, entonces empezo a asustarse.
- Hola chiquitin – Le dije mientras daba vueltas a su alrededor – Vamos a jugar a una cosa muy divertida; yo te pregunto y si no me respondes lo que quiero oir te doy con el bate ¿De acuerdo? - No dijo nada – Vale, vamos a empezar. ¿Por que matasteis al “buzon”?
- ¡No se quien es, yo no he matado a nadie!
Le golpee en la rodilla derecha y su grito casi me revienta los timpanos, ya no hacen a los sicarios tan duros como antes...
- No estas pillando la dinamica, de todas formas de esa me sabia la respuesta, lo que me lleva a la segunda pregunta ¿A quien le entregasteis lo que fuisteis a robar?
- ¡No se de que coño me estas hablando, soy contable!
- Vale – Suspire, lo mire y me aprete los ojos con mis dedos ¿Pudiera ser que me estuviera equivocando de tipos? Para ser sincero el callejon estaba muy oscuro y yo estaba recibiendo golpes por todas partes. Quiza estaba torturando a un pobre hombre inocente que tenia la mala suerte de salir con dos amigos grandes y llevar traje. Tenia que asegurarme de alguna manera... Le pegue en la rodilla izquierda – Esto me duele mas a mi que a ti – Me sincere – De acuerdo, es mentira, pero todavia puedes escapar de aqui solo con el handicap de ir de copas a locales con rampa si colaboras. Concentrate que el proximo va a la cabeza.
- ¡Espera! - Me suplico – Te lo contare todo.
Parecia que iba a romper a llorar. Solte el bate en el suelo y me acerque a el.
- ¿Ves lo bueno que tiene hacer deporte? Siempre acabas consiguiendo nuevas amistades. Habla.
- El tipo que nos contrato queria que le quitaramos un objeto que le robo, tenia mucho interes en que no dejasemos testigos.
- Un hombre reservado... ¿Quien es?
Se oyo un disparo detras mio que dejo mudo al pequeñajo y antes de que pudiera reaccionar me fui a dormir obligado por mi propio bate. Ser golpeado se estaba convirtiendo en una costumbre bastante desagradable.
Si buscas a alguien que trabaja en una comisaria el mejor sitio para empezar es la cafeteria de enfrente, y efectivamente alli estaba “Iceman”, el encargado de las fiambreras. Le salve el pellejo en una pelea de bar cuando ni siquiera habia terminado la carrera y desde entonces el era mis ojos en las autopsias de conocidos. Era un hombre de condicion alegre y complexion fuerte con cierte tendencia a disfrutar de su trabajo, cosa que me daba un poco de repelus, pero no podia culparle, yo tambien disfrutaba del mio que no era mucho mejor. Me sente a su lado sin quitarme las gafas de sol y pedi una cerveza.
- ¿Siete? - Me dijo sorprendido - ¿Que haces aquí?
- Desayunar, ¿Como me has reconocido? Llevo años sin visitarte
- Poca gente que conozco desayuna cerveza, ademas hueles fatal, como si te hubieras revolcado en la basura.
- Tuve una noche movidita ¿Como estas?
- Muy bien, me han ascendido, hice una promocion interna hara un par de años y ahora ademas...
- Me alegro de que te vaya bien – Le corte - ¿Que le ha pasado al “buzon”? - Iceman abrio los ojos como platos - ¿Que te pasa? - Le sonrei – Te has quedado frio
- ¡Tu eras el tipo de la otra noche! - Me contesto tan bajito que apenas logre escucharle, se bebio el café de un trago mirando hacia todos los agentes que estaban alrededor nuestra - ¡El vagabundo del apartamento!
- Lo de vagabundo me ha dolido. Si te sirve de consuelo ya estaba frito cuando yo llegue.
- No pienses que he dudado de ti, por lo menos no mucho.
- Es un consuelo – Exhale el humo de mi cigarrillo y lo mire fijamente – Al grano.
- Tres tiros en el corazon a quemarropa, profesionales. Tampoco es que el tipo le quedara mucho sino se lo hubieran cargado, tenia el higado hecho polvo. Por lo demas lo de siempre excepto por dos detalles muy inquietantes; En la mano derecha tenia ocho pequeñas heridas, cuatro y cuatro en dos lineas simetricas, puntos como de haber agarrado algo muy fuerte.
- ¿Algun objeto de la casa coincidia con las heridas?
- No.
- Lo suponia... ¿Y el otro detalle inquietante?
Acerco su mano a mi oreja y puso cara de sorprendido.
- ¿Que tienes ahi? - En su juventud Iceman habia intentado dedicarse profesionalmente a la magia, pero tenia las manos demasiado grandes. Saco una moneda – Igual que el “buzon”, solo que el la tenia en la boca. En la antigua Grecia, los familiares de los muertos introducian una moneda en la boca de estospara pagar al barquero de la laguna Estigia.
- Todos hemos oido alguna vez esa historia – Me guarde disimuladamente la moneda.
- Siete, esa no es la moneda que le sacamos al tipo.
- Lo se, ¿Algo mas?
- No. ¿Por que te interesa tanto un pobre desgraciado como ese?
- Era cliente de mi bar y me debia pasta.
- ¿Seguro que es solo por eso? Se cuenta por los pasillos que estaba metido en asuntos muy turbios. Si yo fuera tu tendria mucho cuidado, la proxima vez que nos veamos prefiero que sea en la barra de un bar mejor que en la mesa de autopsias.
- No te preocupes por mi, de todas formas el dia que acabe en tu mesa procura no cortarme la circulacion del dedo con la etiqueta.
Pague la cerveza y me fui. Iceman me habia resultado muy util a pesar de haberme dado mas preguntas que respuestas. Por lo menos ya sabia las dimensiones del maldito objeto y que no podia demorar mas la visita a los matones que me dieron la paliza.
Despues de una ducha y de una visita rapida a la tienda de deportes con saldos en bates de beisbol me dirigi de nuevo a los barrios bajos. Los encontre un par de horas despues de fiesta en el club “El gato negro”, estaba claro que no iba a ser su noche de suerte.
Espere a que el mas pequeño se separara de los otros dos, no porque fuera menos peligroso para mi integridad fisica, sino porque tenia pinta de ser el que podria saber algo mas sobre su jefe. Lo segui hasta un callejon donde se metio a mear, no me pregunteis por que pero toda la gente de su calaña los usa de servicios. Me acerque sigilosamente por detras y de un “Home Run” en su cabeza acabe con la horrible melodia que estaba silbando. Lo arrastre rapidamente hasta un viejo almacen abandonado que habia cerca (Otra de las ventajas de escoger al menos voluminoso) Lo ate a una viga y lo desperte amablemente apagandole una colilla en la frente. Estaba bastante desconcertado hasta que me vio, entonces empezo a asustarse.
- Hola chiquitin – Le dije mientras daba vueltas a su alrededor – Vamos a jugar a una cosa muy divertida; yo te pregunto y si no me respondes lo que quiero oir te doy con el bate ¿De acuerdo? - No dijo nada – Vale, vamos a empezar. ¿Por que matasteis al “buzon”?
- ¡No se quien es, yo no he matado a nadie!
Le golpee en la rodilla derecha y su grito casi me revienta los timpanos, ya no hacen a los sicarios tan duros como antes...
- No estas pillando la dinamica, de todas formas de esa me sabia la respuesta, lo que me lleva a la segunda pregunta ¿A quien le entregasteis lo que fuisteis a robar?
- ¡No se de que coño me estas hablando, soy contable!
- Vale – Suspire, lo mire y me aprete los ojos con mis dedos ¿Pudiera ser que me estuviera equivocando de tipos? Para ser sincero el callejon estaba muy oscuro y yo estaba recibiendo golpes por todas partes. Quiza estaba torturando a un pobre hombre inocente que tenia la mala suerte de salir con dos amigos grandes y llevar traje. Tenia que asegurarme de alguna manera... Le pegue en la rodilla izquierda – Esto me duele mas a mi que a ti – Me sincere – De acuerdo, es mentira, pero todavia puedes escapar de aqui solo con el handicap de ir de copas a locales con rampa si colaboras. Concentrate que el proximo va a la cabeza.
- ¡Espera! - Me suplico – Te lo contare todo.
Parecia que iba a romper a llorar. Solte el bate en el suelo y me acerque a el.
- ¿Ves lo bueno que tiene hacer deporte? Siempre acabas consiguiendo nuevas amistades. Habla.
- El tipo que nos contrato queria que le quitaramos un objeto que le robo, tenia mucho interes en que no dejasemos testigos.
- Un hombre reservado... ¿Quien es?
Se oyo un disparo detras mio que dejo mudo al pequeñajo y antes de que pudiera reaccionar me fui a dormir obligado por mi propio bate. Ser golpeado se estaba convirtiendo en una costumbre bastante desagradable.
jueves, 15 de enero de 2009
Capitulo 2: Una noche para olvidar
Pasear por los barrios bajos era como recibir una bofetada en los recuerdos, todo seguia igual de gris y con ese olor a fruta descompuesta que no puedes quitarte de la cabeza en semanas. Los fogonazos intermitentes de los neones te dejaban ver con claridad por un segundo los veraderos rostros de todas esas siluetas humanoides que danzaban por los callejones sin saber realmente a donde ir.
Por lo menos yo si sabia hacia donde dirigirme, al club "La blanca doble", nombre muy apropiado para un lugar donde nunca se ha jugado al domino. Buscaba a un viejo amigo al que llamabn "Naranjito" porque trabajaba de butanero. Naranjito era un hombre agradable, de voz ronca, osco en el trato y grande como un buey. Estaba informado de todo lo que pasaba en su ruta. Me debia un par de favores y estaba dispuesto a que me los abonara esa misma noche. Dicen que los seres humanos son animales de costumbres y puede que sea cierto porque alli estaba, sentado en su rincon de la barra como siempre, suspire y me sente a su lado.
- ¡Coño, siete!
- Buenas noches
- ¿Que cojones haces aqui? Estas hecho un asco ¡Camarero! Trae una botella de Bourbon a ver si resucitamos a este muerto
- Eres muy amable - Le agradeci mientras le ofrecia un cigarrillo - Pero no he venido por placer
- Entiendo... - Me susurro mientras cogia la botella y echaba poco amablemente al camarero - ¿Un trabajito? ¿Quieres que te de informacion sobre "el buzon"?
Otra vez tenia la sensacion de ir un paso por detras del mundo.
- No - Le conteste mientras apuraba mi vaso - Quiero que me cuentes todo lo que sepas sobre cierta bruja pelirroja que me tiene cogido por las pelotas.
- La Dama de Hierro, eh. ¿La conoces?
- Menos que ella a mi.
- No se mucho sobre ella, aparecio hace poco por el barrio buscando a alguien para un trabajito, dicen que es fria y calculadora y que venderia a su padre por conseguir lo que quiere. Tambien dicen que tiene debilidad por los greñosos canosos y decrepitos asi que era cuestion de tiempo que te encontrara.
- ¿Me la enviaste tu?
- Sabes que nunca le diria a nadie tu secreto, te debo mucho.
- Pues a alguien se le ha ido la lengua y cuando lo encuentre me asegurare de que no la vuelva a utilizar.
- ¿Trabajas para ella?
- Chantaje es una palabra muy fea...
- Comprendo ¿Que piensas hacer?
- Me bebere otra copa, pagare la cuenta y preguntare por ahi si alguien a visto al "buzon"
- No te lo recomiendo, viejo, preguntar por ese pobre diablo te puede traer problemas.
- No soy un maldito sabueso, solo un triste barman al que le debe dinero ¿Que me puede pasar? - Le exclame con la mejor de mis sonrisas - Eres demasiado exagerado.
Media hora y una paliza despues desperte en un sucio callejon. Si por mi hubiera sido me hubiera dejado morir alli; Quieto y en silencio mirando las estrellas, pero el tabaco se me habia caido a un par de metros de donde estaba. Mientras me movia lentamente mis huesos crujian como una carraca oxidada lo que me hizo pensar si era demasiado viejo para estas cosas en particular o para la vida en general. Al menos habia hecho tres nuevos amigos, grandes, profesionales y con muy mala leche, y si de algo puedo estar orgulloso es de no olvidar nunca ni unos buenos pechos ni la cara de un tipo que me apaliza.
La nicotina hacia que me escocieran los labios, o por lo menos lo que quedaba de ellos, mientras intentaba que la nariz me dejara de sangrar no se por que pero me plantee que a lo mejor no estaba enfocando adecuadamente la situacion. Tenia el carnet de identidad del "Buzon" como seguro de pago y por lo tanto su direccion. Con un poco de suerte no estaria en casa y con un poco mas podria robarle ese objeto tan valioso (El cual todavia no sabia lo que era) y olvidar todo este asunto.
Renqueando llegue hasta su apartamento, no me costo mucho forzar la cerradura y adentrarme en el basurero infecto donde malvivia el tipo que, por cierto, estaba en casa, o por lo menos de cuerpo presente. Habia visto muchos cadaveres a lo largo de mi vida y este tenia toda la pinta de haber muerto por atragantamiento; Mordio mas de lo que podia tragar. Mi sexto sentido me decia que mis nuevos amigos habian llegado antes que yo aunque ya poco importaba.
Cuando me disponia a examinar la casa oi de repente unos pasos por las escaleras y antes de que pudiera darme la vuelta tenia a dos policias apuntandome y dandome el alto.
¿Sabeis esas situaciones de vida o muerte en las que el cuerpo bombea tanta adrenalina que no siente dolor? Pues esta no era una de ellas, corri como pude maldiciendo todo lo maldecible hasta la escalera de incendios mientras esos bastardos de azul, seguramente sobornables, jugaban al tiro al pato conmigo. Llegue a la escalera y de alli en caida libre hasta un monton de basura, unos cuantos metros arrastrandome por callejones y sin darme cuenta estaba fuera de peligro.
No habia sido una buena noche y la oportuna llegada de la poli olia bastante peor que yo, asi que decidi irme a dormir. Me eche en el sofa bastante abatido cuando del bolsillo de la chaqueta empezo a salir un sonido muy desagradable: era el telefono que me dio la dama. Descolgue y no me dejo decir ni hola.
- ¡Estupendo señor siete! - Me recrimino desde el otro lado - Le dan una paliza, allana un apartamento y la policia le encuentra al lado de un fiambre. Veo que en verdad la sutileza es uno de sus fuertes. Al menos habra conseguido algo.
- Aparte del dolor fisico poca cosa, el hombre de la foto como veo que ya sabe, esta en un mundo mejor. Todo este asunto parece que me va a llevar mas tiempo del que preveia, ¿no podria conseguirme una baja laboral por depresion o algo parecido para que pudiera centrarme en esto?
- Vere lo que puedo hacer. No es nada personal, señor siete, pero procure conseguirme ese objeto antes de que le maten.
Y colgo.
Al dia siguiente me dirigia, realmente dolorido, hacia el trabajo cuando un bombero me detuvo, el bar se habia incendiado. Mientras consolaba al pianista intentando que dejara de cantar, mi jefe me dijo que el seguro cubriria los gastos, pero que tardaria un mes mas o menos en volver a abrir, asi que estaba oficialmente de vacaciones. Habia que reconocer que la dama era bastante expeditiva en sus acciones pero por lo menos me habia conseguido el tiempo que le pedi. Tiempo para ir una tarde al cine, para pasear por el puerto al amanecer y tambien, con suerte, para hacerle una visita de cortesia a mis amiguitos del callejon.
Por lo menos yo si sabia hacia donde dirigirme, al club "La blanca doble", nombre muy apropiado para un lugar donde nunca se ha jugado al domino. Buscaba a un viejo amigo al que llamabn "Naranjito" porque trabajaba de butanero. Naranjito era un hombre agradable, de voz ronca, osco en el trato y grande como un buey. Estaba informado de todo lo que pasaba en su ruta. Me debia un par de favores y estaba dispuesto a que me los abonara esa misma noche. Dicen que los seres humanos son animales de costumbres y puede que sea cierto porque alli estaba, sentado en su rincon de la barra como siempre, suspire y me sente a su lado.
- ¡Coño, siete!
- Buenas noches
- ¿Que cojones haces aqui? Estas hecho un asco ¡Camarero! Trae una botella de Bourbon a ver si resucitamos a este muerto
- Eres muy amable - Le agradeci mientras le ofrecia un cigarrillo - Pero no he venido por placer
- Entiendo... - Me susurro mientras cogia la botella y echaba poco amablemente al camarero - ¿Un trabajito? ¿Quieres que te de informacion sobre "el buzon"?
Otra vez tenia la sensacion de ir un paso por detras del mundo.
- No - Le conteste mientras apuraba mi vaso - Quiero que me cuentes todo lo que sepas sobre cierta bruja pelirroja que me tiene cogido por las pelotas.
- La Dama de Hierro, eh. ¿La conoces?
- Menos que ella a mi.
- No se mucho sobre ella, aparecio hace poco por el barrio buscando a alguien para un trabajito, dicen que es fria y calculadora y que venderia a su padre por conseguir lo que quiere. Tambien dicen que tiene debilidad por los greñosos canosos y decrepitos asi que era cuestion de tiempo que te encontrara.
- ¿Me la enviaste tu?
- Sabes que nunca le diria a nadie tu secreto, te debo mucho.
- Pues a alguien se le ha ido la lengua y cuando lo encuentre me asegurare de que no la vuelva a utilizar.
- ¿Trabajas para ella?
- Chantaje es una palabra muy fea...
- Comprendo ¿Que piensas hacer?
- Me bebere otra copa, pagare la cuenta y preguntare por ahi si alguien a visto al "buzon"
- No te lo recomiendo, viejo, preguntar por ese pobre diablo te puede traer problemas.
- No soy un maldito sabueso, solo un triste barman al que le debe dinero ¿Que me puede pasar? - Le exclame con la mejor de mis sonrisas - Eres demasiado exagerado.
Media hora y una paliza despues desperte en un sucio callejon. Si por mi hubiera sido me hubiera dejado morir alli; Quieto y en silencio mirando las estrellas, pero el tabaco se me habia caido a un par de metros de donde estaba. Mientras me movia lentamente mis huesos crujian como una carraca oxidada lo que me hizo pensar si era demasiado viejo para estas cosas en particular o para la vida en general. Al menos habia hecho tres nuevos amigos, grandes, profesionales y con muy mala leche, y si de algo puedo estar orgulloso es de no olvidar nunca ni unos buenos pechos ni la cara de un tipo que me apaliza.
La nicotina hacia que me escocieran los labios, o por lo menos lo que quedaba de ellos, mientras intentaba que la nariz me dejara de sangrar no se por que pero me plantee que a lo mejor no estaba enfocando adecuadamente la situacion. Tenia el carnet de identidad del "Buzon" como seguro de pago y por lo tanto su direccion. Con un poco de suerte no estaria en casa y con un poco mas podria robarle ese objeto tan valioso (El cual todavia no sabia lo que era) y olvidar todo este asunto.
Renqueando llegue hasta su apartamento, no me costo mucho forzar la cerradura y adentrarme en el basurero infecto donde malvivia el tipo que, por cierto, estaba en casa, o por lo menos de cuerpo presente. Habia visto muchos cadaveres a lo largo de mi vida y este tenia toda la pinta de haber muerto por atragantamiento; Mordio mas de lo que podia tragar. Mi sexto sentido me decia que mis nuevos amigos habian llegado antes que yo aunque ya poco importaba.
Cuando me disponia a examinar la casa oi de repente unos pasos por las escaleras y antes de que pudiera darme la vuelta tenia a dos policias apuntandome y dandome el alto.
¿Sabeis esas situaciones de vida o muerte en las que el cuerpo bombea tanta adrenalina que no siente dolor? Pues esta no era una de ellas, corri como pude maldiciendo todo lo maldecible hasta la escalera de incendios mientras esos bastardos de azul, seguramente sobornables, jugaban al tiro al pato conmigo. Llegue a la escalera y de alli en caida libre hasta un monton de basura, unos cuantos metros arrastrandome por callejones y sin darme cuenta estaba fuera de peligro.
No habia sido una buena noche y la oportuna llegada de la poli olia bastante peor que yo, asi que decidi irme a dormir. Me eche en el sofa bastante abatido cuando del bolsillo de la chaqueta empezo a salir un sonido muy desagradable: era el telefono que me dio la dama. Descolgue y no me dejo decir ni hola.
- ¡Estupendo señor siete! - Me recrimino desde el otro lado - Le dan una paliza, allana un apartamento y la policia le encuentra al lado de un fiambre. Veo que en verdad la sutileza es uno de sus fuertes. Al menos habra conseguido algo.
- Aparte del dolor fisico poca cosa, el hombre de la foto como veo que ya sabe, esta en un mundo mejor. Todo este asunto parece que me va a llevar mas tiempo del que preveia, ¿no podria conseguirme una baja laboral por depresion o algo parecido para que pudiera centrarme en esto?
- Vere lo que puedo hacer. No es nada personal, señor siete, pero procure conseguirme ese objeto antes de que le maten.
Y colgo.
Al dia siguiente me dirigia, realmente dolorido, hacia el trabajo cuando un bombero me detuvo, el bar se habia incendiado. Mientras consolaba al pianista intentando que dejara de cantar, mi jefe me dijo que el seguro cubriria los gastos, pero que tardaria un mes mas o menos en volver a abrir, asi que estaba oficialmente de vacaciones. Habia que reconocer que la dama era bastante expeditiva en sus acciones pero por lo menos me habia conseguido el tiempo que le pedi. Tiempo para ir una tarde al cine, para pasear por el puerto al amanecer y tambien, con suerte, para hacerle una visita de cortesia a mis amiguitos del callejon.
miércoles, 14 de enero de 2009
Capitulo 1: Una tarde tranquila
Era una tarde lluviosa de invierno, mientras fumaba un cigarrillo iba limpiando la barra de marmol tan fria que me recordaba a una lapida. No me malinterpreten, el garito estaba bien; Un antro oscuro, con buen bourbon, bebedores profesionales y un pianista cirroso con una tendencia enfermiza a destrozar clasicos de Ella Fitzgerald. Sin olvidar, por supuesto, la magnifica filosofia laboral de no preguntar por el pasado de los camareros lo que, por razones obvias, lo convertia en el hogar ideal para un tipo como yo.
Que la mayoria de las personas que ves no recuerden lo que hicieron ayer tambien ayuda a pasar desapercibido. Los clientes mas asiduos me llamaban "viejo numero siete" o "siete" a secas, bien como broma privada debido a mi fiel compañero de viaje o bien por mi digamos, desaliñado aspecto. Fuera por lo que fuera era mejor que me conocieran asi que por mi verdadero nombre.
La tarde transcurria tranquila, habia tal silencio que casi era capaz de oir a las ratas merodear los cubos de basura del callejon. Tranquila, hasta que ella entro por la puerta.
Era una mujer de unos cuarenta ,muy elegante, casi aristocratica. Tenia pinta de haberse quedado viuda de tres o cuatro ancianos millonarios y no haber derramado mas lagrimas que las justas para firmar las herencias, y que conste que no soy misogino, pero siempre he pensado que las mujeres solo dan problemas, apesar de ello mi deber como distribuidor de bebidas era atenderla.
- Buenas tardes.
- Buenas, señor siete - Me dijo dejandome la sensacion de que me habia perdido algo - Un Hammer rojo, por favor.
- Lo siento, no conozco ese coctel.
- Es extraño - Susurro con una media sonrisa capaz de derretir un glaciar - Me han comentado que hace mucho tiempo usted era el mejor barman de la zona oeste.
- Se confunde de persona.
- Quiza si o quiza no, de todas formas no he venido hasta este local de mala muerte a jugar a las adivinanzas - Saco algo de su bolso - ¿Conoce a este hombre?
La foto que me dio era de Jack "el buzon", un borrachuzo semi-indigente con tendencia a la diarrea verbal y las malas compañias, hacia tres o cuatro dias que no le veia, y eso que me debia algo de pasta. Decidi que la sinceridad era la mejor manera de sobrellevar este asunto.
- No lo he visto en mi vida.
- Vaya - Comento mientras guardaba la foto - Es la segunda decepcion que me llevo con usted, y realmente espero que sea la ultima; Necesito que lo encuentre, tiene en su poder un bien muy preciado para mi.
- ¿Por que yo? - Le pregunte intuyendo la respuesta - ¿Por que no contrata a un detective privado?
- Los detectives son caros y usted lo hara gratis porque se quien es en realidad. Ademas es perfecto para este asunto.
- ¿Porque soy temerario e inteligente?
- Porque es un asunto muy feo - De repente se levanto, dejo en la mesa un telefono movil y se encamino hacia la salida - Encuentre a ese hombre, recupere mi propiedad, con un poco de suerte la semana que viene pensara que todo esto fue un mal sueño y podra seguir en su escondrijo sirviendo copas. Le llamare a ese movil para que me informe, y por favor, intente ser discreto en la medida de los posible, a ninguno nos conviene llamar la atencion.
Y se fue. Se me erizaron los pelos de la nuca y eso siempre era una mala señal, pero no tenia mucha capacidad de eleccion, cuando cerrara el local tendria que darme una vuelta por los bajos fondos. Me encendi un cigarrillo e intente no pensar en la sensacion de asco que me recorria el estomago, ¿Era nerviosismo por tener que inmiscuirme en un asunto tan raro, o impaciencia por volver a mi lugar en el mundo?
Lo descubriria muy pronto
Que la mayoria de las personas que ves no recuerden lo que hicieron ayer tambien ayuda a pasar desapercibido. Los clientes mas asiduos me llamaban "viejo numero siete" o "siete" a secas, bien como broma privada debido a mi fiel compañero de viaje o bien por mi digamos, desaliñado aspecto. Fuera por lo que fuera era mejor que me conocieran asi que por mi verdadero nombre.
La tarde transcurria tranquila, habia tal silencio que casi era capaz de oir a las ratas merodear los cubos de basura del callejon. Tranquila, hasta que ella entro por la puerta.
Era una mujer de unos cuarenta ,muy elegante, casi aristocratica. Tenia pinta de haberse quedado viuda de tres o cuatro ancianos millonarios y no haber derramado mas lagrimas que las justas para firmar las herencias, y que conste que no soy misogino, pero siempre he pensado que las mujeres solo dan problemas, apesar de ello mi deber como distribuidor de bebidas era atenderla.
- Buenas tardes.
- Buenas, señor siete - Me dijo dejandome la sensacion de que me habia perdido algo - Un Hammer rojo, por favor.
- Lo siento, no conozco ese coctel.
- Es extraño - Susurro con una media sonrisa capaz de derretir un glaciar - Me han comentado que hace mucho tiempo usted era el mejor barman de la zona oeste.
- Se confunde de persona.
- Quiza si o quiza no, de todas formas no he venido hasta este local de mala muerte a jugar a las adivinanzas - Saco algo de su bolso - ¿Conoce a este hombre?
La foto que me dio era de Jack "el buzon", un borrachuzo semi-indigente con tendencia a la diarrea verbal y las malas compañias, hacia tres o cuatro dias que no le veia, y eso que me debia algo de pasta. Decidi que la sinceridad era la mejor manera de sobrellevar este asunto.
- No lo he visto en mi vida.
- Vaya - Comento mientras guardaba la foto - Es la segunda decepcion que me llevo con usted, y realmente espero que sea la ultima; Necesito que lo encuentre, tiene en su poder un bien muy preciado para mi.
- ¿Por que yo? - Le pregunte intuyendo la respuesta - ¿Por que no contrata a un detective privado?
- Los detectives son caros y usted lo hara gratis porque se quien es en realidad. Ademas es perfecto para este asunto.
- ¿Porque soy temerario e inteligente?
- Porque es un asunto muy feo - De repente se levanto, dejo en la mesa un telefono movil y se encamino hacia la salida - Encuentre a ese hombre, recupere mi propiedad, con un poco de suerte la semana que viene pensara que todo esto fue un mal sueño y podra seguir en su escondrijo sirviendo copas. Le llamare a ese movil para que me informe, y por favor, intente ser discreto en la medida de los posible, a ninguno nos conviene llamar la atencion.
Y se fue. Se me erizaron los pelos de la nuca y eso siempre era una mala señal, pero no tenia mucha capacidad de eleccion, cuando cerrara el local tendria que darme una vuelta por los bajos fondos. Me encendi un cigarrillo e intente no pensar en la sensacion de asco que me recorria el estomago, ¿Era nerviosismo por tener que inmiscuirme en un asunto tan raro, o impaciencia por volver a mi lugar en el mundo?
Lo descubriria muy pronto
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