martes, 20 de enero de 2009

Capitulo 3: El hombre que vino del frio

Uno de los peores inventos de las sociedad es, sin duda, el madrugar, pero si queria averiguar algo sobre como murio “el buzon” no tenia mas remedio que hacerlo. Me acerque a la morgue de la policia con prudencia, el hecho de que en mi ultimo encuentro con ellos me quisieran acribillar no tenia nada que ver, era simplemente que nunca me habia llevado bien con ellos.

Si buscas a alguien que trabaja en una comisaria el mejor sitio para empezar es la cafeteria de enfrente, y efectivamente alli estaba “Iceman”, el encargado de las fiambreras. Le salve el pellejo en una pelea de bar cuando ni siquiera habia terminado la carrera y desde entonces el era mis ojos en las autopsias de conocidos. Era un hombre de condicion alegre y complexion fuerte con cierte tendencia a disfrutar de su trabajo, cosa que me daba un poco de repelus, pero no podia culparle, yo tambien disfrutaba del mio que no era mucho mejor. Me sente a su lado sin quitarme las gafas de sol y pedi una cerveza.

- ¿Siete? - Me dijo sorprendido - ¿Que haces aquí?

- Desayunar, ¿Como me has reconocido? Llevo años sin visitarte

- Poca gente que conozco desayuna cerveza, ademas hueles fatal, como si te hubieras revolcado en la basura.

- Tuve una noche movidita ¿Como estas?

- Muy bien, me han ascendido, hice una promocion interna hara un par de años y ahora ademas...

- Me alegro de que te vaya bien – Le corte - ¿Que le ha pasado al “buzon”? - Iceman abrio los ojos como platos - ¿Que te pasa? - Le sonrei – Te has quedado frio

- ¡Tu eras el tipo de la otra noche! - Me contesto tan bajito que apenas logre escucharle, se bebio el café de un trago mirando hacia todos los agentes que estaban alrededor nuestra - ¡El vagabundo del apartamento!

- Lo de vagabundo me ha dolido. Si te sirve de consuelo ya estaba frito cuando yo llegue.

- No pienses que he dudado de ti, por lo menos no mucho.

- Es un consuelo – Exhale el humo de mi cigarrillo y lo mire fijamente – Al grano.

- Tres tiros en el corazon a quemarropa, profesionales. Tampoco es que el tipo le quedara mucho sino se lo hubieran cargado, tenia el higado hecho polvo. Por lo demas lo de siempre excepto por dos detalles muy inquietantes; En la mano derecha tenia ocho pequeñas heridas, cuatro y cuatro en dos lineas simetricas, puntos como de haber agarrado algo muy fuerte.

- ¿Algun objeto de la casa coincidia con las heridas?

- No.

- Lo suponia... ¿Y el otro detalle inquietante?

Acerco su mano a mi oreja y puso cara de sorprendido.

- ¿Que tienes ahi? - En su juventud Iceman habia intentado dedicarse profesionalmente a la magia, pero tenia las manos demasiado grandes. Saco una moneda – Igual que el “buzon”, solo que el la tenia en la boca. En la antigua Grecia, los familiares de los muertos introducian una moneda en la boca de estospara pagar al barquero de la laguna Estigia.

- Todos hemos oido alguna vez esa historia – Me guarde disimuladamente la moneda.

- Siete, esa no es la moneda que le sacamos al tipo.

- Lo se, ¿Algo mas?

- No. ¿Por que te interesa tanto un pobre desgraciado como ese?

- Era cliente de mi bar y me debia pasta.

- ¿Seguro que es solo por eso? Se cuenta por los pasillos que estaba metido en asuntos muy turbios. Si yo fuera tu tendria mucho cuidado, la proxima vez que nos veamos prefiero que sea en la barra de un bar mejor que en la mesa de autopsias.

- No te preocupes por mi, de todas formas el dia que acabe en tu mesa procura no cortarme la circulacion del dedo con la etiqueta.

Pague la cerveza y me fui. Iceman me habia resultado muy util a pesar de haberme dado mas preguntas que respuestas. Por lo menos ya sabia las dimensiones del maldito objeto y que no podia demorar mas la visita a los matones que me dieron la paliza.

Despues de una ducha y de una visita rapida a la tienda de deportes con saldos en bates de beisbol me dirigi de nuevo a los barrios bajos. Los encontre un par de horas despues de fiesta en el club “El gato negro”, estaba claro que no iba a ser su noche de suerte.

Espere a que el mas pequeño se separara de los otros dos, no porque fuera menos peligroso para mi integridad fisica, sino porque tenia pinta de ser el que podria saber algo mas sobre su jefe. Lo segui hasta un callejon donde se metio a mear, no me pregunteis por que pero toda la gente de su calaña los usa de servicios. Me acerque sigilosamente por detras y de un “Home Run” en su cabeza acabe con la horrible melodia que estaba silbando. Lo arrastre rapidamente hasta un viejo almacen abandonado que habia cerca (Otra de las ventajas de escoger al menos voluminoso) Lo ate a una viga y lo desperte amablemente apagandole una colilla en la frente. Estaba bastante desconcertado hasta que me vio, entonces empezo a asustarse.


- Hola chiquitin – Le dije mientras daba vueltas a su alrededor – Vamos a jugar a una cosa muy divertida; yo te pregunto y si no me respondes lo que quiero oir te doy con el bate ¿De acuerdo? - No dijo nada – Vale, vamos a empezar. ¿Por que matasteis al “buzon”?

- ¡No se quien es, yo no he matado a nadie!

Le golpee en la rodilla derecha y su grito casi me revienta los timpanos, ya no hacen a los sicarios tan duros como antes...

- No estas pillando la dinamica, de todas formas de esa me sabia la respuesta, lo que me lleva a la segunda pregunta ¿A quien le entregasteis lo que fuisteis a robar?

- ¡No se de que coño me estas hablando, soy contable!

- Vale – Suspire, lo mire y me aprete los ojos con mis dedos ¿Pudiera ser que me estuviera equivocando de tipos? Para ser sincero el callejon estaba muy oscuro y yo estaba recibiendo golpes por todas partes. Quiza estaba torturando a un pobre hombre inocente que tenia la mala suerte de salir con dos amigos grandes y llevar traje. Tenia que asegurarme de alguna manera... Le pegue en la rodilla izquierda – Esto me duele mas a mi que a ti – Me sincere – De acuerdo, es mentira, pero todavia puedes escapar de aqui solo con el handicap de ir de copas a locales con rampa si colaboras. Concentrate que el proximo va a la cabeza.

- ¡Espera! - Me suplico – Te lo contare todo.

Parecia que iba a romper a llorar. Solte el bate en el suelo y me acerque a el.

- ¿Ves lo bueno que tiene hacer deporte? Siempre acabas consiguiendo nuevas amistades. Habla.

- El tipo que nos contrato queria que le quitaramos un objeto que le robo, tenia mucho interes en que no dejasemos testigos.

- Un hombre reservado... ¿Quien es?

Se oyo un disparo detras mio que dejo mudo al pequeñajo y antes de que pudiera reaccionar me fui a dormir obligado por mi propio bate. Ser golpeado se estaba convirtiendo en una costumbre bastante desagradable.